El declive de Babilonia, parte 3

Dr. Michael LaitmanNo es que la mayor parte de los babilonios no estuvieran de acuerdo con Abraham; más bien, ellos no sentían que esto fuera para ellos. Sólo cinco mil personas sintieron que él era el portador de Luz para sus vidas que las atrae hacia adelante, que él podría ser su pastor, su líder, su guía, y que ellos lo seguirían. Sentían que estaban yendo hacia ese pequeño rayo de Luz, sin adorarlo como su ídolo, sino que lo siguieron como su líder.

Él los dejó «saborear» un poco de la fuerza positiva. Y ellos entendieron que al seguirlo podían realizarla, alcanzarla, y descubrirla. Posteriormente esta fuerza sería llamada el «Creador».

Y mientras los demás «se ordenaban», ellos se cortaron a sí mismos de Abraham y siguieron a Nimrod, a Téraj (Taré), etc. Sólo una cosa quedó de ellos, la misma mala situación, riñas y peleas entre vecinos, que de hecho no tenían hacia dónde huir unos de otros, pero aun así no lo entendieron. «Tenemos terribles impuestos. Es necesario ir a alguna parte; hay que hacer algo. ¿Nosotros vamos para allá, y ustedes hacia dónde van? ¡Bueno, ese es su asunto! Aquí entre nos, no me gustaría en absoluto ir por ese camino, pero ellos van hacia allá, así que yo también voy… ¿o deberíamos ir en una dirección diferente? «

Como se nos dice, «Al cambiar de lugar, todo cambia». En la búsqueda de una vida mejor y al huirles a los enfrentamientos, las personas se dispersaron, se fueron en diferentes direcciones, se establecieron gradualmente en toda la faz de la tierra. Pero ¿cuánto tiempo podía seguir esto? Ellas se dispersaron según el grado de crecimiento del ego, según el grado de su multiplicación y de su reproducción física. Ellos se desarrollaron continuamente así, en busca de un mejor lugar.

Aquí es necesario entender que la persona busca un mejor lugar de acuerdo a su sensación interna, de acuerdo a la raíz de su alma. En última instancia, ellas se extienden hacia aquellos lugares a los que su alma se inclina a ir, dondequiera que esta los lleve.

En principio, los animales funcionan de una manera similar. Ellos recorren el bosque, vagando de un lugar a otro, y se mide todo con ellos: Aquí es mejor, aquí es peor, aquí hay mucho sol, aquí no hay sol, aquí el terreno no es adecuado, y aquí no hay muchos árboles.

En otras palabras, ellos buscaban todo el tiempo, suponiendo constantemente qué sería mejor para ellos, dónde sería más accesible el alimento, dónde sería más seguro, dónde encontrar una pareja, dónde levantar descendencia, y así sucesivamente. Procesaron gran cantidad de información interna y dirigieron todos sus movimientos.

Lo mismo pasó con los tres millones de babilonios que siguieron el concepto de Nimrod. El ego en desarrollo les dio sensaciones similares, y la persona de repente comprendió que el ego estaba atrayéndolo y moviéndolo, uno se trasladó a la playa del Mar Negro, y otro a Alaska. De esta manera se propagaron sobre la faz del mundo.

Entonces hubo una gran migración de personas. Y otra vez la gente cambió de un lugar a otro, pero no sólo eso, en vez de la erupción de un gran deseo egoísta ellos se movían, por ejemplo, para someter a alguien, imponer impuestos, etc., pero estas eran las únicas señales externas, los que los guiaban hacia adelante esencialmente era una sensación de la necesidad imperiosa de ser alimentados en otro lugar, alimentados interna, espiritual, y mentalmente.

De forma inversa, por ejemplo, el chino, durante miles de años no se aventuró desde su «esquina»; los japoneses no dejaron que nadie entrara o saliera. Tal era el estado estático del alma. Y por otro lado, ¡qué la cultura, qué la civilización! Todo se desarrolló sólo dentro, con sus problemas y conclusiones únicos.

Y así se dispersaron y se asentaron las tribus de Babilonia, cada una encontró su lugar de acuerdo a su alma. Flavio Josefo escribe en detalle sobre esto: Algunos de ellos se fueron a la tierra de los Ashkenazi, otros se fueron a Inglaterra, a Francia, a España, hacia el Este, a África, etc.
(143042)
Del Kab.TV «Babilonia ayer y hoy» del 8/27/14, Parte 4

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *