El derecho a elegir, parte 3

Dr. Michal LaitmanHabía una vez un país gobernado por un rey que regía y cuya palabra era ley y obligatoria para todos sin excepción. Y así fue hasta el siglo 20, mientras la humanidad progresaba ciegamente siguiendo a un líder que estaba por encima de todos y daba órdenes: izquierda, derecha, adelante, atrás. La persona no tenía libre albedrío; simplemente era guiada por medio de golpes.

Sin embargo, ha llegado el momento en el que se nos pidió llegar a un acuerdo con el programa de la naturaleza. Nosotros debemos entenderlo y, de acuerdo a nuestra libre elección, ir con él. En este nuevo modelo de sociedad, cada persona es su propio rey.

Pregunta: Cada uno tiene su propio egoísmo, y todos jalan al mundo entero hacia su propio lado. Está claro que es imposible llegar a un buen resultado si todos se sienten como reyes. ¿Cómo puede lograrse una cierta estabilidad en esta súper estructura inestable, en la que cada uno está persiguiendo únicamente sus intereses estrechos, haciendo caso omiso de los demás? Cuando no podemos estar de acuerdo con los vecinos, no es tan malo. Cuando este trastorno cubre todo el país y al mundo entero, ¿que nos espera a continuación?

Respuesta: Entonces estamos a la espera de un desastre, a menos que les proporcionemos a todos nueva educación y les enseñemos acerca del sistema integrado de manera que las personas entiendan el mundo en el que están en la actualidad. Después de todo, ellas no lo conocen.

Los políticos participan en las elecciones mientras se alistan para dirigir la sociedad, pero ellos no entienden la sociedad moderna o el mundo moderno en el que existen. Ni una sola persona entiende esto, no importa a qué partido pertenezca, de un extremo al otro. Ninguno de ellos sabe en qué clase de mundo vivimos.

Pregunta: ¿Cómo es posible manejar una sociedad en la que cada uno se siente como un rey?

Respuesta: Es muy posible si cada persona se siente responsable de todos mientras se ella sienta alta y poderosa, como el padre de los niños. Un rey no es un villano que se sienta todo el día y disfruta de todo a expensas de los ciudadanos. Es un trabajo duro el ser un rey.

Hace algún tiempo leí sobre la rutina diaria de la Reina de Inglaterra; ella no tiene un momento libre: citas, reuniones, visitas a jardines infantiles, viajes a otras provincias. Ella no se pertenece a sí misma, sino que realiza sus funciones. Y siempre ha sido así; no debemos pensar que los reyes se entretenían en los bailes, como se nos muestra en las novelas.

Pregunta: Si el pueblo de Israel debe servirle de ejemplo al mundo entero, ¿significa que su líder tiene una misión muy importante?

Respuesta: Por supuesto. El hombre que asuma la cabeza de la sociedad israelí debe entender el programa de la creación, el programa de la naturaleza, y llevar al pueblo de Israel a que coincida de forma precisa con su lugar en este programa.

Así lo fue desde el momento de la construcción del Primer Templo hasta la destrucción del Segundo Templo. En ese momento el pueblo de Israel tenía líderes que alcanzaron el programa de la creación, la fuerza que actúa dentro de la naturaleza. Ellos sentían esta fuerza superior, la entendían, y trabajaban con ella.

Cuando tal persona mira el mundo, debe ver en esto las fuerzas que operan el mundo. Uno tiene que ver el programa general bajo el que actúan estas fuerzas en el futuro durante muchos años por venir, hasta el final de la corrección. Este es el deber del líder, y es por eso que el pueblo de Israel fue guiado por los cabalistas, las personas con alcance espiritual.

Pregunta: ¿Hay algunas cualidades especiales que uno debe poseer para ser un líder como este?

Respuesta: Por supuesto. Se necesita una cualidad muy simple: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo». Eso es todo.

Pregunta: ¿Qué significa amar a tu prójimo?

Respuesta: Significa que el líder debe amar a los demás, al menos tanto como a sí mismo. Uno está obligado a tener el atributo de otorgamiento absoluto.
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Del Kab.TV «Una nueva vida» del 12/9/14

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