Tenemos que abrirnos para que el texto de El Libro del Zohar fluya en nosotros fácilmente, sin ninguna obstrucción. Entonces, empezaremos a sentir nuevas sensaciones sobre lo que está ocurriendo en nuestro mundo.
Tenemos que esperar sentir una imagen que está constituida de sentimientos, pero sin fantasías o imágenes visuales. Debemos desear sentir las palabras de este libro inmediata y directamente como cuando leemos un texto que entendemos como propio y que experimentamos al sumergirnos en su lectura.
El texto de El Libro del Zohar es un río que fluye desde el Jardín del Edén a través del corazón de una persona. Quien quiera abrirle su corazón, esta agua lo lavará, lo purificará y empezará a ver.