El principio primario para el avance

Dr. Michael LaitmanPregunta: ¿Cuál es el principio primario para el avance?

Respuesta: Para entender mejor qué es el trabajo espiritual tenemos que comenzar justo al final, en el último punto, en la meta: «fusionarse». Esto puede alcanzarse sólo con la influencia de la Luz Superior.

A través de todo el camino de mi ascenso espiritual, de la corrección de mi egoísmo desde su punto inicial hasta llegar a la etapa de la corrección, al principio mismo de este camino, en el punto original de corrección del egoísmo, la persona tiene que darse cuenta que sólo la Luz Superior tiene el poder de corregirla.

En otras palabras, el reconocimiento del mal tiene que transpirar dentro de la persona, como está dicho: «Yo creé el egoísmo y la Torá para corregirlo»; este es el punto de partida.

Esto es lo más importante, dado que eso es lo que distingue a los religiosos de los cabalistas.

Las personas religiosas no observan el mal dentro de sí mismas y por lo tanto no lo corrigen, en su lugar hacen acciones que las llevan a un cielo tras la muerte.

Mientras que un cabalista sabe que la posibilidad de revelar la realidad superior se le entrega sólo en esta vida; la muerte del cuerpo no le añade nada a él porque no existe ni el paraíso ni el infierno tras la muerte.

Cuando la persona se niega a cualquier oportunidad de alcanzar la meta por todos los medios que están a su disposición, pero en su lugar se entrega a la Luz Superior y comienza a basarse sólo en Él, significa que está acercándose al punto de partida de la escalera que nos lleva al Creador.

Más adelante, él tiene que aplicar mucho esfuerzo para pasar por todas las puertas y darse cuenta que ellas no llevan al mundo superior; este entendimiento le permite llegar justo a la última puerta que siempre está abierta, las Puertas de las Lágrimas, y entrar.

Antes de llegar a este estado, hay muchos trucos egoístas que provienen de la revelación del mal, de aprender, de alcanzar  sabiduría egoísta, de la diseminación, de cualquier cosa que reemplace el adorar la Luz, un estado al que es imposible llegar por nuestra cuenta, y sólo puede alcanzarse con la ayuda de la Luz Superior que corrige y nos eleva al nivel de la propiedad de otorgamiento.

La toma de consciencia del mal puede ser acelerada con la ayuda del grupo. El reconocimiento del mal asociado con nuestro egoísmo no debe sentirse como un deseo común «por mi propio bien», sino más bien como una comprensión de nuestra oposición al Creador, un estado que evita que alcancemos la meta.

El grupo, estudios y diseminación tienen que unirse con el fin de iniciar rápidamente nuestro entendimiento de que sólo el impacto de la Luz Superior nos salvará.

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