Enseñando a cuidar del mundo

Cada uno de nosotros tiene una predisposición a realizar actos que son desagradables para los que nos rodean. Podemos dividir los actos correctos o incorrectos en acciones con relación a uno mismo y acciones con relación a la sociedad. Naturalmente, tenemos que enseñarle a la persona a no causarse daño a sí misma, a no lastimarse físicamente, porque así como existen mecanismos de supervivencia dentro de nosotros, también están presentes los impulsos destructivos.

De la misma manera, necesitamos tratar al entorno con cuidados y preocuparnos por este. El entorno es principalmente la naturaleza inanimada, vegetativa, y animada en la cual vivimos y la cual necesitamos preservar. Es necesario enseñarle a la persona la actitud correcta hacia la ecología ya que nuestra comida, clima, y toda nuestra existencia dependen de esto. Vivimos dentro de la naturaleza, y sus partes vegetativa, animada, e incluso inanimada son de gran importancia para nosotros ya que lo recibimos todo de ella. Es por eso que necesitamos enseñarle a la persona cómo tratar a su entorno ecológico con gran cuidado.

Y segundo, necesitamos enseñarle a la persona a relacionarse de forma correcta con la sociedad humana, a ejercer una influencia positiva sobre ella porque al final, le regresa a ella y crea una buena atmósfera a su alrededor.

Entonces, la relación del hombre con la sociedad y la relación de la sociedad con el hombre son los aspectos más importantes de la formación. Todo lo demás son sólo habilidades profesionales que necesitamos darle a la persona para que él o ella sean útiles para los demás y se ganen la vida de forma honesta.

Lo que nos hace falta en nuestro desarrollo es principalmente darle a la persona joven o incluso a nosotros, los adultos, tal formación, tal panorama de la vida, que al querer cambiar nuestra situación, cuidemos de la sociedad que puede cambiarnos en el buen sentido.

Como dijimos antes, la persona no es capaz de mejorar su vida por su cuenta. Esto sólo puede hacerlo el entorno, que me obliga, me sostiene, y cambia mi sistema de valores y prioridades. Por causa de este, aparecen nuevos deseos en mí y yo establezco nuevas metas.

Es por esto que el futuro de la persona depende sólo de la elección y la creación de su entorno, especialmente en nuestra generación global e integral que está interconectada por completo. Cada persona en el mundo determina qué sucederá con todos los demás. Si algún país comienza a tratar mal a otro, esto cambia toda la vida de este último, que necesitará defenderse y cuidar de su seguridad.

Esta interdependencia mutua nos forzará a construir y a darle forma a un sistema de formación global. Sobre todo, en el proceso de esta formación necesitamos enseñarnos a nosotros mismos y a otros a entender que nuestro futuro depende por completo de nuestro entorno.

Surge una pregunta ¿Tiene la persona libre albedrío y alguna posibilidad de elegir libremente? ¿Realmente realiza, logra, y entiende algo de la manera en la que ella quiere? Y vemos que no es exactamente que tenga éxito con eso.

Si hasta ahora me he desarrollado gracias a mis propiedades intrínsecas, a los genes con los que nací y al entorno circundante que me formó (padres, jardín de niños, y escuelas), más adelante, yo, un adulto, puedo también elegir cómo cambiar. Pero la realización de mi transformación siempre ocurre a través de la ayuda de la sociedad debido al hecho de que elijo y estructuro el orden de mis preferencias y decido si vale la pena estar bajo la influencia de una sociedad dada. Es por esto que tengo libertad de elección, pero esta elección sólo es ejercida al elegir el entorno.

(66736 – Del Kab.tv de «Una nueva vida», episodio 3 del 12/29/11)

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