Entrando al trabajo espiritual

Todo trabajo espiritual pasa por fe por encima de la razón. Se llama «fe» porque mis sentidos corporales regulares, los deseos con los que nací, no lo aprueban. Pero recibo cierta Luz desde arriba que me retiene en este estado llamado «fe» y me permite hacer el trabajo a pesar de que no siento ningún grado superior .Además, no quiero sentirlo, ni trabajar para sentirme bien, siendo su esclavo. En cambio, quiero elevarme por encima, por encima de mi naturaleza. Por eso, pido que se me dé la Luz de la fe.

A pesar de que no veo ni escucho ni comprendo cómo funciona el poder de otorgamiento, aún quiero trabajar de acuerdo con sus leyes para que pueda revestirme. La gente de este mundo se guía por el poder de la recepción y sigue su deseo de disfrutar, sometiéndose inconscientemente como muñeco en manos de un titiritero. Sin embargo, quiero ser guiado por Su otra mano, que se llama «mano de la fe», para que comience a controlarme, capturando mi corazón y mi mente.

Sin embargo, al mismo tiempo, no abandono mi vieja naturaleza. Quiero sentirla y comparar lo diferente que es una de la otra, para poder trabajar en fe por encima de la razón. Tendré razón y además fe, que es más alta que la razón; es decir, el poder de otorgamiento dominará sobre el poder de recepción. Saber y comprender que el otorgamiento puede ser dominante y yo mismo podré dirigirlo. Permanecerá bajo mi control.

Esto se llama «fe» porque no requiero saber cómo funciona el poder del otorgamiento; sólo quiero que domine sobre el poder de recepción.

Por lo tanto, todo trabajo espiritual comienza con la adquisición de la fuerza de la fe, la fuerza de otorgamiento, por encima de la fuerza de recepción, que se llama «razón». Sigo siendo una persona razonable y no me pierdo en fantasías, como si caminara sólo en fe, dispuesto para cualquier otorgamiento. No estoy preparado, veo todo con absoluta claridad. La fe por encima de la razón se basa en la fuerza verdadera, incluso más fuerte que la fuerza de recepción.

Trabajo incluyendo todos mis sentimientos y mi razón, con mi entorno y con el mundo entero, pero de una manera nueva, en un estilo de trabajo diferente. Esta es la entrada al trabajo espiritual.1

La fe por encima de la razón se basa en sensaciones que nos parecen antinaturales. Los sentimientos naturales recibidos desde el nacimiento, son nuestro conocimiento racional. Ahora, sin embargo, pido que se me dé una percepción de la realidad adicional para construir un nuevo nivel de otorgamiento, Biná, fe, que no se basa en el conocimiento corporal. Confío en la recepción porque está construida sobre el egoísmo. Pero pido que se me dé una percepción de la realidad para sentir al Creador, como si Su poder de otorgamiento se hubiera revelado en todo el mundo, todos están en amor y otorgamiento y, quiero ser igual. Me doy cuenta de lo lejos que está mi petición de la realidad, pero quiero alinearme de tal manera que me relacione con ella en dos niveles: el poder de recepción y el poder de otorgamiento.  Por un lado, como juez que sólo puede ver lo que sus ojos ven, que es la realidad corporal. Por otro lado, percibo el mundo como si estuviera corregido, sólo la fuerza única del Creador opera y no hay nada más que Él.2

Si el Creador se hubiera vestido en mí y me hubiera dado Su poder de amor y otorgamiento, reemplazando la fuerza egoísta de recepción que solía controlarme, me convertiría en ángel. Solamente amaría y otorgaría, igual que, inconscientemente, quiero recibir ahora. Simplemente reemplazaría una naturaleza con otra.

Esto nunca puede suceder. El objetivo es seguir siendo el mismo ser creado y al mismo tiempo, ser similar al Creador, es decir, incluir los dos niveles.

Por lo tanto, después de muchos años de decepción en intentos inútiles para obtener la fuerza de otorgamiento, de sentir amor y del mundo espiritual, finalmente comprendo que ni siquiera lo quiero. No necesito la fuerza de otorgamiento que me envolverá completamente como en la actualidad, lo hace el egoísmo. No añadiría nada. El verdadero otorgamiento es permanecer dentro de la fuerza de recepción y adquirir la capacidad de elevarse por encima de ella, con la fuerza de otorgamiento.

Aunque odio a alguien tengo capacidad de tratarlo bien. No quiero convertirme en un ángel y amar a todos. Sigo siendo el mismo egoísta que el Creador creó, no destruyo mi deseo de disfrutar, pero por encima hago una restricción, una pantalla, la Luz reflejada, y construyo mi actitud del otorgamiento por encima de la recepción. No quiero ni recompensa ni compensación, sólo quiero tratar a todos de la manera en que el Creador los trata. Es decir, mi intención es relativamente desinteresada.3

Debemos revelar todo el mal dentro de nosotros y obtener la fuerza de la fe, Biná, por encima. No podemos convertirnos en el Creador, sólo podemos llegar a ser similares a Él. Por lo tanto, nuestra fuerza de otorgamiento sólo puede existir por encima de la fuerza de recepción, como si otorgáramos.

La fuerza de otorgamiento es la fuerza del Creador. Sólo podemos imprimirla en nosotros mismos y así, convertirnos en humano, Adam, ser similares (Domé) al Creador. Cubrimos nuestro deseo de disfrutar. Pero dentro, bajo esa cubierta, permanece toda la escultura, todo el mal de nuestro ego. Este es el Aviut del deseo y la pantalla sobre él.

 

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