Esclavos del trabajo

Vemos en el siglo XXI que el mundo ha cambiado mucho. La gente solía ser mucho más libre. Se han arrastrados por un torbellino de trabajo y se han vuelto esclavos. Esto se aplica incluso a la clase media y a los trabajadores de alta tecnología, políticos, economistas, científicos y políticos sociales, y a gente de todas las profesiones. Cada trabajador está completamente vendido a su trabajo. Nos hemos vuelto esclavos.

Toda nuestra vida gira en torno al trabajo. Una persona moderna no pasa mucho tiempo comiendo, bebiendo, o descansando frente a un televisor. Ella pasa la mayor parte de su tiempo en el trabajo y una o dos horas yendo y viniendo. De este modo, pasa el día entero en el trabajo.

Las empresas organizan sus propias guarderías y grupos de retirados. Hacen todo lo posible para vincular a sus empleados, incluso más fuertemente a su lugar de trabajo. De esta manera, la persona se vuelve esclava de su firma. Ella ni siquiera entiende que hay algo además del trabajo. El trabajo se convierte en la cosa más importante en la vida y llena su vida por completo.

Cuando nos encontramos con un conocido, lo primero que preguntamos es dónde trabajas, qué haces, y cuánto haces. En esencia, no los tratamos como a una persona, sino como un profesional. Es como si no viéramos a la persona que hay frente a nosotros. No le preguntamos qué le interesa, qué ha visto y experimentado, ni dónde ha estado. Es como si su lugar de trabajo fuera más importante para nosotros que la persona. Lo más importante es en qué trabaja y qué hace.

Las principales preocupaciones de la persona son asegurarse de no ser despida y ser capaz de encontrar un trabajo diferente. Las empresas envían a sus empleados a recibir una formación profesional. Todo gira sólo en torno al trabajo. La persona pasa por lo menos diez horas al día en esto. Este no es un estilo de vida saludable en absoluto.

Estamos destruyendo nuestro fundamento, el mundo en el que vivimos, todos nuestros recursos naturales y la ecología. Somos como niños que han perdido la noción del tiempo de juego. Ahora, nuestra madre necesita que nos detengamos. Ella ha venido a parar el juego y nos dice que ha llegado el momento de hacer otras cosas, y nosotros somos incapaces de parar.

(62556- De la charla «Lecciones sobre el Nuevo Mundo» del 12/1/2011)

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