Haaretz: “Que sabían nuestros antepasados que no sabemos y por qué es importante especialmente hoy’

En mi columna regular en Haaretz, mi nuevo artículo: “Que sabían nuestros antepasados que no sabemos y por qué es importante especialmente hoy

Precisamente 50 días después de su éxodo de Egipto, el pueblo de Israel logró el nivel de unidad completa y se convirtió en; un hombre con un corazón’. En consecuencia, recibieron la Torá. Desde entonces, ningún enemigo ha derrotado jamás a los judíos, excepto el odio de unos por otros. Hoy no tenemos unidad ni tenemos idea de lo que realmente es la Torá. Shavuot, el festival de la entrega de la Torá, es una gran oportunidad para reaprender esta información vital, que puede salvar nuestra vida y restaurar nuestra nacionalidad.

Para entender el poder de nuestra unidad que nos otorgó la Torá, piensa en nuestro pasado antiguo. Los hebreos conquistaron Canaán y la convirtieron en la Tierra de Israel, pero luego la perdieron por su desunión y homicidios. Por ejemplo, el libro Kli Yakar (Comentario sobre Génesis 26:19), describe ‘el odio durante el Primer Templo’. Una de las razones clave para la ruina del Primer Templo fue su violencia. Claramente, una nación cuyos miembros se matan unos a otros no es modelo de unidad a seguir.

Israel recobró la soberanía en la Tierra de Israel después de que se unió en el exilio de Babilonia, para frustrar la intención de Hamán de ejecutarlos. Por desgracia, después de construir el Segundo Templo, los judíos cayeron en disputas internas una vez más. La primera hostilidad interna, fue cuando los judíos helenizados lucharon contra los macabeos y, perdieron. La segunda fue cuando el odio mutuo de los judíos se extendió e intensificó tanto que el general del imperio romano en la Tierra de Israel, Tiberio Julio Alejandro, un judío cuyo padre había cubierto las puertas del Templo con oro, lo destruyó y dio lugar al inicio del último exilio judío de la Tierra de Israel.

El mayor error al interpretar la Torá

A través de las generaciones, la diferencia entre fatalidad y bendición ha sido determinada por nuestra desunión y unidad. La fuerza motriz que nos permite unirnos por encima de disputas, odio, calumnia y mala voluntad se llama ‘Torá’, de la palabra hebrea ‘Ohr’ (luz). El libro Mesilat Yesharim (capítulo 5) escribe: ‘Este es el significado de lo que nuestros sabios dijeron (Midrash Rabbah, Eicha, prefacio), ‘Deseo que me dejen, pero que mantengan mi ley (Torá) ‘Asimismo, el libro Maor Eynaim (Parashat Tzav) escribe: ’Con la Torá, el hombre puede luchar contra la inclinación del mal y someterla, porque la luz en ella la reforma‘.

El Talmud de Babilonia (Kiddushin 30b) escribe que el Creador dijo: ‘Hijos míos, he creado la inclinación al mal y he creado contra ella la Torá como condimento’ También, el libro Metzudat David (Comentario sobre Jeremías 9: 12) explica que Israel perdió su tierra porque cayó en la inclinación al mal, cuando dejó de participar en la Torá, porque ‘la luz en ella la reforma’ Para ser claro sobre el significado de la ‘inclinación al mal’, el Santo Shlah escribe en el libro, Diez Enunciados, ‘Las cualidades más malignas son envidia, odio, codicia y lujuria, que son las cualidades de la inclinación al mal’, justo lo que constituye nuestro ego.

Por lo tanto, la Torá, no es un libro. La Torá es una representación de dos fuerzas contradictorias -positiva y negativa, dar y recibir, crear y destruir- cuyas interacciones construyen y guían nuestro universo. Estas fuerzas operan en armonía perfecta y unidad entre ellas y así crean el universo en el que vivimos. Cuando creamos la misma armonía y unidad entre nosotros, esa fuerza nos influye y cambia nuestra naturaleza, nos hace armónicos y unidos. Por eso, el pueblo de Israel recibió la Torá hasta después de que se unió ‘como un hombre con un corazón’ y creó armonía y unidad entre todos. También por eso, mientras Israel mantuvo su unidad, tuvo Torá y estuvo a salvo del daño.

El Talmud escribe: ‘Como la luz protege para siempre, la Torá protege para siempre’ (Masechet Sotah 21a). El Midrash (Mishley, porción 2) también dice: ‘La Torá protege a quien se compromete con ella’.

Cuando pensamos en compromete con la Torá, normalmente pensamos en profundizar en los versos y comentarios del libro. Este es el mayor error sobre la Torá. En verdad, comprometerse con la Torá, significa fortalecer nuestra unidad, como lo hizo el pueblo de Israel a los pies del monte. Sinai. Por eso el libro Maor Vashemesh (Parashat Yitro) escribe: ‘Obtener la Torá es principalmente con unidad, como en el versículo: ’Israel acampó allí delante del monte‘, como un hombre con un corazón’ En Parashat Emor, el libro dice: ‘Durante los días de la cuenta del Omer, el hombre debe corregir la cualidad de unidad y así será recompensa con la obtención de la Torá en el festival de Shavuot, como está escrito: ‘Y partieron de Rephidim y vinieron al desierto de Sinaí e Israel acampó allí delante del monte’ RASHI interpretó que todos estaban en un corazón como un hombre y por eso fueron recompensados con la Torá‘.

Lenguaje de raíces y ramas

Cuando leemos la Torá, las historias en ella parecen que se refieren a personajes de carne y hueso. Tal vez estos personajes existieron en la realidad, pero eso no es lo que la Torá nos transmite. La Torá fue dada al pueblo de Israel que vivió hace 3 mil años. Para ellos estaba perfectamente claro que la Torá habla de fuerzas internas y de cómo interactúan, no de eventos físicos. Sin embargo, para entender correctamente la Torá, necesitamos estar en el mismo estado que el pueblo de Israel cuando la recibió: unidos como un hombre con un corazón.

Con el tiempo, nos hemos alejado cada vez más de la unidad. Al final, naufragamos en el odio infundado y perdimos nuestra capacidad de entender lo escrito en la Torá. Para reconectarnos a la Luz que reforma, que es la Torá, debían escribirse nuevos textos. Que se deriven de la Torá, pero con el propósito de ayudar al pueblo de Israel a recuperar su unidad y así, restituir su entendimiento de la Torá. El rabino Akiva, que vivió hacia fin de la conexión de Israel con la Torá real, dijo: ‘Ama a tu prójimo como a ti el mismo es la gran regla de la Torá’ (Jerusalén Talmud, Nedarim, capítulo 9, p) Su discípulo, el rabino Shimon Bar Yochai (Rashbi) escribió El libro del Zohar, que afirma que es un comentario sobre la Torá (Pentateuco). El discípulo de Rashbi, el rabino Yehuda Hanasi, fue el redactor de otro comentario detallado sobre la Torá -la Mishná.

Más tarde, a medida que la gente se alejaba aún más de la unidad y de la percepción de las fuerzas que la Torá describe, incluso la Mishná requirió explicación. Estas explicaciones se recogieron en lo que llamamos Gemarah o Talmud. Sin embargo, ninguno de estos textos habla de sucesos físicos. Describen sólo fuerzas interiores que conforman la realidad y las representaciones físicas sólo son instrumentos para reflejar lo que sucede a nivel más profundo.

Rav Yehuda Ashlag, autor del comentario más elaborado sobre El libro del Zohar desde su creación, describe este modo de escritura como ‘lenguaje de raíces y ramas’. Ramas, son eventos en nuestro mundo, describen lo que está sucediendo. Raíces, el reino de las fuerzas. En su ensayo La esencia de la sabiduría de la Cabalá, Rav Ashlag escribe que nuestros sabios ‘han encontrado un vocabulario establecido y registrado, suficiente para crear un excelente lenguaje hablado. Les permite conversar entre sí, acerca de las relaciones en las raíces, sólo al mencionar la rama tangible, que está bien definida en los sentidos corporales‘.

Restablecer nuestra nación

Aproximadamente hace 2 mil años, cuando caímos en odio infundado y empezamos a odiarnos sin razón aparente, la separación y la alienación se apoderaron de nosotros, de tal forma que nos separaron por completo de la profunda percepción de la realidad en la que vivían nuestros antepasados. Nuestros antepasados recibieron la Torá, es decir, la comprensión profunda y total de la realidad, con sus esfuerzos por unirse. Ahora, en nuestro tiempo asombroso, debemos hacer lo mismo. El libro Avnei Miluim (Introducción) escribe: ‘Esto es lo que nuestros sabios dicen cuando dijeron: ’Israel acampó allí, delante del monte, todos como un hombre con un corazón’. Quieren decir hasta que la nación estuvo unida como un hombre, el Dador sintió necesario darle la Torá ‘.

Sin unidad, no somos nación, sino una colección cuyos componentes se desprecian y burlan mutuamente. Si queremos restablecer nuestra nacionalidad y con ella, nuestra antigua fortaleza, primero debemos unirnos y reconectarnos con la Torá (real), igual que nuestros antepasados.

En busca de un modelo

Cuando recibimos la Torá, la luz, también se nos ordenó ser ‘luz para las naciones’, extender esa luz al resto del mundo. Nuestra nación no fue creada por sí misma, sino para servir como ejemplo y mostrar los beneficios de la unidad. Mientras nos odiemos unos a otros como lo hacemos hoy, estamos desafiando nuestra vocación y en el proceso, negando al mundo la oportunidad de unión y la comprensión de la realidad que es tan vital para nuestra supervivencia en esta era de incertidumbre.

Si hubiéramos aceptado que nuestra misión es unirnos y por lo tanto extender al mundo la luz llamada Torá, nos hubiéramos ahorrado mucho del sufrimiento que nuestra nación ha experimentado desde la ruina del Segundo Templo. En 1929, el doctor Kurt Fleischer, líder de los Liberales en la Asamblea de la Comunidad Judía de Berlín, afirmó que ‘el antisemitismo es el azote que Dios nos envió para que estemos juntos y nos unamos’. Los judíos alemanes no escucharon el llamado a la unidad, algunos incluso apoyaban el antisemitismo. La Asociación de Judíos Nacionales Alemanes, por ejemplo, apoyó y votó por Hitler y el partido nazi.

Las naciones buscan nuestro ejemplo, pero nos negamos a darlo. Henry Ford, el defensor más prominente del antisemitismo en EUA, escribió en su infame libro, El judío internacional, el principal problema del mundo: ‘Los reformadores modernos, que están construyendo sistemas sociales modelo, harían bien en examinar el sistema social bajo el que los primeros judíos fueron organizados‘. Más adelante en el libro, Ford agregó, ’La sociedad tiene una gran demanda contra el judío … que empiece a cumplir … la antigua profecía de que, a través de él todas las naciones de la tierra serían bendecidas‘ , Mientras estemos desunidos, la tierra no puede ser bendecida a través de nosotros.

Nuestro mundo está cambiando. La globalización y el internet nos han conectado irreversiblemente. Pero para beneficiarnos de nuestra conexión, debemos aprender a hacerlo de manera que beneficie a todos y no sólo a la élite explotadora y gobernante. Está conexión es contra nuestra naturaleza, pero si nos esforzamos por unirnos, a pesar de nosotros mismos, descubriremos lo que nuestros antepasados descubrieron en el desierto del Sinaí.

Esta época del año, cuando Shavuot, la fiesta de la entrega de la Torá, está a la vuelta de la esquina, recordemos que el verdadero significado de la Torá es amar a los demás y unirnos para revelarlo a nosotros mismos, al mundo y por lo tanto ser ‘luz para las naciones’.
[207600]

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *