Jewish Business News: “El odio entre judío es el fermento que debemos despejar’

En mi columna regular en Jewish Business News, mi nuevo artículo: “El odio entre judío es el fermento que debemos despejar

Si hay un odio más enigmático que el antisemitismo, es el antisemitismo judío. Nuestro odio mutuo es una fuente siniestra e inmortal, pero no se secará hasta que encontremos su detonador y lo desactivemos.

La historia está repleta de ejemplos de judíos que odian a su pueblo con tanta vehemencia que dedicaron toda su vida a su destrucción. La rebelión de los Macabeos, hacia el año 160 AC, fue ante todo, contra los judíos helenizados y no contra el imperio seléucida. Del mismo modo, el comandante de los ejércitos romanos que conquistó Jerusalén y exilió a los judíos fue Tiberio Julio Alejandro, un judío alejandrino que destruyó las puertas del templo, para cuya construcción su propio padre había donado el oro y la plata. De hecho, antes de la ruina de Jerusalén, Julio Alejandro obliteró a su propia comunidad judía de Alejandría, causando que ‘todo el distrito se inundara de sangre por los 50,000 cadáveres que fueron apilados’ esto, según el historiador judío-romano Titus Flavius Josefo. También, durante la Inquisición española, Tomás de Torquemada principal inquisidor era de ascendencia judía reciente, pero eso no disminuyó su celo en expulsar y matar judíos. Y justo en el siglo pasado, la Asociación de Judíos Nacionales alemanes apoyó y votó por Hitler y por el Partido Nazi.

De hecho, George Soros y Noam Chomsky no inventaron el antisemitismo judío, a.k.a. Y, la semana pasada se vio un desfile espantoso de esta manía. Primero, nos enteramos de que la mayoría de las amenazas de bombas a los CCJ tuvo un solo perpetrador y que el delincuente no fue ni un fanático de derecha ni un extremista musulmán, sino un israelí de EUA de 19 años, de Ashkelon, una pequeña ciudad en el sur de Israel. Luego, vimos a ‘judíos justos’ protestado contra el discurso del vicepresidente Mike Pence en el AIPAC, afirmando que si no hay paz para los palestinos (que declaran todos los días que no quieren paz con Israel sino su destrucción), entonces no habrá paz para Israel. Y tercero, si bien el Estado de Israel y algunas organizaciones judías han reunido suficiente apoyo internacional para celebrar una conferencia anti-BDS, en el Salón de la Asamblea General de la ONU, el movimiento BDS está lleno de activistas judíos y organizaciones judías que lo apoyan, J Street, Voz judía para la paz y Judíos por justicia para Palestina.

De hecho, el odio entre judío, parece ser una fuente imperecedera de ingenio siniestro. Si hay un odio más enigmático que el antisemitismo, es el odio entre judíos.

Cómo nos convertimos en nación

En septiembre de 2014, escribí en el The New York Times un artículo titulado «Quién eres tú pueblo de Israel«, sobre el origen único del pueblo judío y la razón del antisemitismo. Después de numerosas peticiones para que hablara sobre la idea de la unidad judía como solución al antisemitismo y de las fuentes en las que confié para apoyar mi opinión, escribí un ensayo más elaborado titulado, «Por qué la gente odia a los judíos«. El ensayo se convirtió en un mini sitio de internet, donde además del ensayo hay un videoclip que explica las ideas y una copia gratuita de mi libro Como un manojo de cañas: por qué la unidad y la responsabilidad mutua están hoy en la agenda del día. Bajo las restricciones de una columna de periódico, sólo puedo ofrecer una breve explicación, pero se pueden seguir cualquiera de los enlaces anteriores para obtener más detalles.

Nuestra nación es única. No fue fundada en afinidad étnica o biológica, sino en torno a una idea. El libro Pirkei de Rabbi Eliezer (capítulo 24) escribe que Abraham, el padre de la nación, estaba muy preocupado por los babilonios, entre los que vivía. Se dio cuenta de que estaban cada vez más hostiles entre sí y se preguntó cuál era la causa.

Mientras reflexionaba sobre ese odio, escribe Maimónides en Mishneh Torah, se dio cuenta de que en la naturaleza hay un equilibrio perfecto entre luz y oscuridad, expansión y contracción, construcción y destrucción. Todo en la naturaleza tiene una contrapartida equilibrada. También, notó que a diferencia de la naturaleza, la naturaleza humana está completamente fuera de balance. Entre la gente, reinan el narcisismo, el egoísmo y la maldad. El odio que Abraham descubrió entre su gente le hizo ver la verdad acerca de la naturaleza humana, que ‘la inclinación del corazón del hombre es mala desde su juventud’ (Gen. 8:21).

Abraham se dio cuenta de que si la gente no logra el equilibrio de la naturaleza en la sociedad humana por propia voluntad, se destruiría a sí misma y a su sociedad. Comenzó a circular entre los babilonios la idea de que cuando el odio estalla, no se necesita luchar contra él, sino esforzarse más para unirse. La idea de Abraham comenzó a reunir seguidores, pero como sabemos de Maimónides, Midrash Rabá y otras fuentes, Nimrod, rey de Babilonia, no estaba contento con el éxito de Abraham y lo expulsó de Babilonia.

Abraham comenzó a vagar hacia la tierra de Israel y habló de su idea con la gente que se encontraría a lo largo del camino. Su noción era simple: cuando el odio surge, se cubre con amor. Siglos después, el rey Salomón lo resumió en el verso: ‘El odio agita la contienda y el amor cubre todos los crímenes’ (Proverbios 10:12).

Abraham comenzó a vagar hacia la tierra de Israel y habló de su idea con la gente que encontró a lo largo del camino. Su noción era simple: cuando el odio surge, se cubre con amor. Siglos más tarde, el rey Salomón lo resumió con el verso: ‘El odio agita la contienda y el amor cubre todos los crímenes’ (Proverbios 10:12).

Los discípulos de Abraham se unieron más y más, pero hasta que alcanzaron un nivel profundo de unidad y solidaridad, fueron oficialmente considerados, nación. El nombre monte Sinaí proviene de la palabra hebrea ‘sinaa’ (odio). Hasta que el pueblo de Israel se unió al pie del monte. Sinaí y se comprometió a ser ‘como un hombre con un corazón’ fue digno del título de ‘nación’. También se le dio la misión de divulgar el método de conexión, como lo enseñaron Abraham y sus discípulos. En palabras de la Torá, se les encomendó ser ‘luz para las naciones’.

El pueblo judío siguió desarrollando su método de conexión y lo adaptó a las necesidades cambiantes de cada generación, pero el principio de cubrir el odio con amor seguía siendo el mismo. Cuando un hombre llegó al viejo Hillel y le pidió que le enseñara la Torá, él simplemente dijo: ‘Lo que odias, no lo hagas a tu prójimo; esta es toda la Torá‘ (Masechet Shabat, 31a).

El antisemitismo judío: un profundo rechazo de nuestra misión

A lo largo de las generaciones, parte del pueblo judío que no pudo mantener el principio de el amor cubre el odio, se excluyó de la nación. Se asimiló o desarrolló formas menos exigentes de judaísmo, eso que aumentó su creciente auto absorción.

La mayoría de estas facciones e individuos desaparecieron entre las naciones, pero otros, como los helenistas, se convirtieron en enemigos firmes del judaísmo. Ka’ab al-Aḥbār, por ejemplo, no sólo fue judío, sino un rabino prominente de Yemen que se convirtió al Islam y fue una figura importante en el establecimiento de la denominación sunita. Acompañó a Khalif Umar en su viaje a Jerusalén. Cuando Umar le pidió consejo sobre donde hacer un lugar de culto, Ka’ab señaló el Monte del Templo. En consecuencia, la Cúpula de la Roca de hoy, se encuentra precisamente donde estuvo el Segundo Templo.

Cuando el odio entre judío se vuelve antisemita, no es sólo un rechazo a la fe. Es una objeción profunda a la misión de los judíos: dar a conocer el método de conexión de Abraham al mundo entero. Ser ‘luz para las naciones’ significa dar ejemplo de unidad por encima del odio. Esta es una responsabilidad grave, porque significa que si no damos ejemplo, el mundo no podrá lograr la paz y la gente nos culpará por su odio mutuo. Ya podemos ver que esto sucede en muchos partes y situaciones, pero a medida que el odio y el egoísmo se intensifican en nuestras sociedad, será cada vez más común y peligroso, a menos que ofrezcamos el antídoto, dando ejemplo de desarmar el odio trabajando en unidad.

Mientras más tratemos de demostrar que no somos diferentes de otras naciones, más somos tratados como forasteros. Recientemente, Andreas Zick, de la Universidad Bielefeld, en Alemania, reveló que el antisemitismo sigue sin control en Alemania. Pero lo más importante, Zick atribuye la omnipresencia del odio a los judíos al hecho de que los judíos ‘no son vistos como parte integral de la sociedad, sino como extranjeros’.

De hecho, seguiremos siendo parias hasta que volvamos a la responsabilidad mutua, a nuestro sentido de unidad y amor a los demás y, seamos luz de unidad para las naciones. Entonces, sólo entonces, seremos bienvenidos en todas partes. El antisemita más famoso de la historia de EUA, Henry Ford, expresó esa demanda específica en su libro Judío internacional, el principal problema del mundo: ‘Los reformadores modernos, que construyen sistemas sociales modelo, harían bien en examinar el sistema social bajo el que los primeros judíos fueron organizados‘.

La levadura entre nosotros

En esta época del año, cuando la familia se reúne para celebrar la Pascua, la fiesta de la libertad, debemos recordar que la única esclavitud que aún no abandonamos, es el odio a nuestros hermanos. Si eliminamos el Hametz (levadura) que es nuestro odio infundado, aunque sólo sea por una semana de vacaciones, será nuestra mayor operación de limpieza. También será el mayor servicio que podemos hacer por nosotros mismos, nuestra nación y el mundo.

Ser ‘luz para las naciones’ significa dar ejemplo de unidad y fraternidad. Con el odio entre judíos, estamos dando el ejemplo opuesto. Biur hametz (limpiar el fermento) simboliza despejar nuestro corazón de odio y prepararnos para unirnos y establecer nuestra nación. Por eso, la fiesta de la libertad, la Pascua, viene antes de la fiesta de la recepción de la Torá (Matan Torá), que como dijimos es ‘ama a tu prójimo como a ti mismo’, lo que inició nuestro pueblo.

En un momento de conflicto y alienación, seamos verdaderos judíos, unidos en el amor que cubre todos los crímenes y conectados en fraternidad y responsabilidad mutua.

Pascua feliz y Kosher (libre de odio).
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