Jpost: “Rosh Hashaná es una oportunidad para el cambio”

The Jerusalem Post publicó mi nuevo artículo “Rosh Hashaná es una oportunidad para el cambio

Considerando los desastres por los que ha pasado América este mes pasado, parece como si Rosh Hashaná no pudiera venir en un mejor momento. En realidad, las palabras “Rosh HaShaná”, vienen de las palabras en hebreo “Rosh Hashinui”- el comienzo del cambio. Sólo podemos esperar que el cambio sea para mejor.

Las festividades judías son conocidas por sus delicias culinarias. Pero aparte de la comida y las reuniones familiares, los festivales judíos tiene profundos significados espirituales. Rosh Hashaná es no sólo el comienzo del calendario hebreo, es también un símbolo de renovación. Aquí es cuando comenzamos a hacer escrutinio de nosotros mismos y determinar cómo queremos mejorarnos.

Saborear la cabeza de un pescado significa que queremos ser cabeza y no cola. Esto implica que queremos determinar nuestro camino por nosotros mismos y no seguir a la manada a ciegas. Comemos semillas de granada, y cada semilla representa un deseo que hemos descubierto dentro de nosotros, y el cual queremos aprender cómo usarlo por el bien de otros en lugar de en forma egoísta. Y la manzana que comemos simboliza el pecado (de estar centrado en mí mismo), el cual mitigamos (endulzamos) con miel, una vez más simbolizando nuestro deseo de aprender cómo usar incluso esa tentación primordial de forma altruista.

El pueblo de Israel acuñó el dicho, “ama a tu prójimo como a ti mismo”, y lo implementó en varios grados hasta la ruina del Segundo Templo. Todos nuestros festivales simbolizan piedras de toque en el camino de transformación de la inclinación malvada -es decir el egoísmo- al altruismo, donde amamos a nuestros prójimos como a nosotros mismos.

Nuestros sabios nos dicen que la única razón por la que el Segundo Templo fue arruinado es el odio infundado. Es decir, cuando el egoísmo toma el mando, fallamos y caemos. Fuimos establecidos como una nación sólo cuando juramos unirnos “como un hombre con un corazón”. Cuando rompimos ese juramento, fuimos dispersados y exiliados.

No menos importante que nuestro juramento de ser como uno fue el mandamiento que nos fue entregado para ser una luz para las naciones. Pero en ausencia del vínculo entre nosotros, ¿qué luz emitimos? Cuando estamos unidos y lo mostramos, nos volvemos una luz para las naciones y realizamos nuestra vocación como judíos.

Hoy en día, la desconfianza y la alienación prevalece en todos los niveles de la humanidad -desde el interpersonal hasta el social, nacional e internacional. Claramente, nos estamos volviendo cada vez más alienados el uno del otro -lo opuesto a la unidad y amor fraterno que son tan vitales para la supervivencia en un mundo donde todos dependen de todos los demás.

Mientras más perseguimos la tendencia actual, más grande será la presión aplicada sobre los judíos. En el fondo, el mundo recuerda que los judíos alguna vez conocieron el secreto para la conexión humana apropiada. Cuando esa memoria sale a flote, es expresada como acusaciones de que somos instigadores de guerras, manipuladores y diatribas similares que se han vuelto parte integrante de la jerga antijudía.

Aun cuando nosotros, también, estamos desconectados, somos los que podemos y debemos reencender nuestra unidad. Tal vez aún estamos muy lejos de eso, pero al menos podemos reconocer lo indispensable de este valor injustamente derogado: la unidad.

Por lo tanto, este Rosh Hashaná es una oportunidad para hacerlo realmente un Rosh Hashinui, el comienzo del cambio. Aquí y ahora debemos comenzar a cambiar cómo nos relacionamos el uno con el otro. Mientras nos reunimos con familia y amigos, debemos hacer un punto el elevarnos por encima de nuestras diferencias y encontrar la meta común de la unidad. Y cuando lo hagamos, las antiguas aflicciones ya no serán más, dado que todas se derivan de uno y un solo origen -nuestra separación.

Este año, untemos algo de miel en nuestra alienación y endulcémosla con cuidado y preocupación por el otro. Tras las recientes tragedias que América ha sufrido, seguro le vendría bien usar algo de preocupación mutua y responsabilidad mutua. Y realmente, la unidad es todo lo que necesitamos. La unidad es todo lo que el mundo necesita, y es la clave para nuestra felicidad duradera.
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