La comunalidad y la autoexpresión

Pregunta: ¿Podría dar un ejemplo de una relación entre personas que puedan ser consideradas integrales?

Respuesta: Una relación integral es cuando una persona recibe y otorga de una manera equilibrada. Si la relación entre la gente trabaja de esta manera, significa que están íntimamente conectados.

No quiero seguir repitiéndome a mí mismo o sonar como un socialista o comunista, porque esa es la última cosa que yo soy, pero una sociedad integral es aquella en la que cada uno recibe según sus necesidades y otorga a la sociedad de acuerdo con sus necesidades. Eso constituye una interconexión integral, global.

Bajo esas circunstancias, la persona disfruta y se realiza por sus sensaciones, por lo que ella descubre, en este contexto integral. Resulta que cuanto más les otorgue a los demás y cuanto más se conecte con una sociedad integral, más será llenada por esta. La persona comienza a descubrir este sistema, entra, y pertenece al él.

Ella se vuelve una parte inseparable de este sistema, como un elemento electrónico, una resistencia o un condensador instalado en el circuito, por lo que el sistema comienza a trabajar con ella en armonía general, y siente que este pasa a través de ella. La persona comienza a entender los beneficios de estar completamente conectada con este sistema. Y no pierde su individualidad al contribuir con él, con sus propias cualidades. Si tú eres un condensador, ese será tu papel, lo mismo con una resistencia, y así sucesivamente. Esencialmente, tú sigues siendo lo que eres.

La naturaleza nos creó deliberadamente de una determinada manera, precisamente para que todos podamos estar integralmente conectados al sistema general a través de su realización máxima en él. Tu participación personal, individual, única no se contradice con la integralidad de todo el sistema, por el contrario, esta permite una absoluta expresión propia.

(64002 – Charla acerca de la educación integral del 12/11/11)

Material relacionado:
Proyecto simulador de la Tierra viviente
¿Por qué es más sencillo “amar” el sushi que amar al prójimo?
El poder del hábito

 

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *