La fórmula del Creador

En nuestro trabajo espiritual no podemos hacer nada nosotros mismos porque no sabemos cómo identificar la fuerza unificada y relacionarla con muchas situaciones en nuestra vida. ¿Con qué deberíamos sintonizarnos? Decir simplemente que el Creador está en todas partes no ayuda.

Por eso se nos da el grupo, y si nos unimos, descubrimos entre nosotros esta fuerza unificada llamada «no existe nada más que Él». El Creador deliberadamente rompe la criatura que Él había hecho en una multitud de partes para que ellos puedan ensamblarse de nuevo en un solo pensamiento, en un solo deseo. Entonces, en este deseo común, ellos revelarán la fuerza unificada que existe sólo en la conexión que han formado, en la unidad y la adhesión con ellos.

Al unirnos en un único deseo, no alcanzamos esta fuerza fuera de nosotros, sino que nos revelamos a nosotros mismos y esta fuerza nos une como un todo. De hecho, no hay Luz sin una vasija (Kli), no hay Creador sin criatura. Mientras más cerca nos unamos, más revelamos al Creador dentro de nuestra unidad.

En otras palabras, nuestra unificación es el Creador. Así fue al principio de la creación, después de lo cual nos dispersamos y descendimos a este mundo en forma de pequeñas criaturas egoístas.

Por lo tanto, al unirnos estamos construyendo al Creador. Lo estamos creando de forma independiente, por lo que Él es llamado el Creador (en hebreo Bo Ré o «ven y ve»). No hay otro lugar donde nosotros podamos construirlo a Él, discernirlo a Él, unirnos y alcanzar la adhesión con Él, sino solamente dentro de nuestra unión en el grupo. Y toda la humanidad necesitará conectarse de la misma forma.

(42427 – De la Lección 8, Convención WE! del 4/3/2011)

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