Desde mi página de Facebook Michael Laitman 14/abr/20
Parece haber el acuerdo general de que el COVID-19 nos enseña una lección de humildad. Nos enseñó que nuestro enfoque egoísta hacia el mundo es inaceptable. El coronavirus nos separó, nos obligó a distanciarnos socialmente y nos dijo que nos quedáramos en casa. Lo hizo porque construimos un mundo basado en relaciones egocéntricas. No podemos quejarnos de los «regalos» que el mundo nos envía, porque creamos un mundo a nuestra imagen: egoísta hasta la médula.
Si queremos un mundo diferente, primero, debemos ser diferentes. Puesto que construimos el mundo a nuestra imagen, somos nosotros quienes debemos cambiar y el mundo que construiremos, también cambiará. Mientras mejores nos volvamos, mientras más solidarios y considerados logremos ser, más atención y preocupación se extenderán al mundo. Está en nuestras manos y es nuestra elección.