¿La grave escasez de alimentos afectará a los Estados Unidos de América en los próximos meses?

Michael Laitman, en Quora:

Puedes enterarte de la contestación a éste y más cuestionamientos expuestos en la sección de Preguntas y respuestas al Dr. Michael Laitman en Quora

 

“¿Debería yo evaluar a las personas cuando las conozco?” 

Cuando conocemos a alguien, mantenemos internamente dos imágenes: Una es nuestra impresión de la persona que conocemos y la otra, es nuestra propia imagen. Cuando empezamos a comparar cuánto coinciden nuestros pensamientos, deseos y expectativas, con lo que esperamos en relación a este extraño. En otras palabras, encontramos una imagen de una persona y en ese momento, nos la imaginamos internamente de cierta forma. Más tarde, tal vez cambiamos la forma en que la percibimos.    

Estamos ante una imagen que internamente configuramos. Primero que todo, la persona no es como vemos, sino cómo lo imaginamos internamente, es decir, podríamos estar muy lejos de cómo son las cosas en realidad y tal vez tengamos prejuicios al respecto.   

Es entonces que comenzamos a trabajar con la imagen que se construye dentro de nosotros. No nos relacionamos con la persona que tenemos frente a nosotros, porque realmente no lo vemos. Lo vemos en la medida de la imagen que  construimos internamente de él.   

Así, empezamos a interactuar con esta imagen. Es decir, influimos y sentimos a la persona, en la forma en que nos influye. En consecuencia, revisamos si formulamos correctamente o no esta imagen desde el principio.  

A lo largo de las interacciones que tenemos unos con otros, constantemente ajustamos nuestra opinión sobre la otra persona, ya sea si son o no, mejores o peores, que la imagen que tuvimos de ellos y dónde encajan, en términos de algunas áreas de nuestro interés, por ejemplo, en términos de política, educación, cultura, su perspectiva de la vida, etc. 

Hay muchos parámetros con los que examinamos a las personas y la impresión que recibimos de estos parámetros, nos dan una imagen de la persona con quien nos relacionamos e interactuamos. Esa imagen cambia constantemente, adquiere una nueva figura y forma.  

 

“¿Cuán objetiva puede ser la percepción?” 

Objetivo significa sin egoísmo, ni intereses nacionales o incluso mundiales; sino que nos dirigimos únicamente al propósito de la naturaleza superior.  

Nos debemos calibrar constantemente, para ser objetivos. Es decir, estar libres de cualquier cosa que sentimos en determinado momento, como si fuéramos máquinas recibiendo ciertas impresiones de forma lo más objetiva que nos sea posible. De otra forma, recibimos en la dirección de algo bueno o malo para nosotros, o sea, con el cuestionamiento de “¿Qué obtendré de ello?” Después de que nos calibramos para estar libres de lo que sentimos en cierto momento, ya sea o no que nos haga sentir bien o mal, tendremos entonces las correctas interacciones con las personas y con otros aspectos de la naturaleza en sus niveles inanimado, vegetal y animal. 

Tenemos que dirigirnos hacia estados en los que identificamos que, en relación a nosotros mismos, tenemos una intención egoísta de recibir y que no deberíamos considerar. No queremos convertirnos en jueces atraídos por el soborno debido a cierto tipo de presión. 

Está escrito que “el juez tiene solo lo que sus ojos pueden ver”. Sus ojos son clave aquí —sin memoria, impresiones, prejuicios o cualquier otra cosa. Es como si tomáramos una foto de cierta persona, sin conexión alguna con la emoción, con nosotros mismos, con nuestra nación o inclusive, nuestro mundo. De esta forma, podemos ser jueces. 

Cuando nos calibramos para ser objetivos de esa manera, entonces se considera que verdaderamente deseamos ser jueces. Es un lugar muy exaltado, porque no tenemos nada propio. En ese estado, podemos llegar a un estado en el que empezamos a percibir una realidad independiente y cómo se comporta para un fin muy elevado.  

 

“¿Por qué vemos hermosa la naturaleza?” 

La naturaleza no tiene necesidad de cambiar. Los niveles de la naturaleza: inanimado, vegetal y animal que vemos a nuestro alrededor, no tienen ninguna necesidad de corrección. Solo nosotros al grado humano tenemos que cambiar, de vivir según nuestro deseo innato de gozar a expensas de los demás y de la naturaleza, al deseo de disfrutar con la intención de beneficiar a los demás y a la naturaleza. 

Encontramos bella la naturaleza, porque sus fuerzas positiva y negativa, mutuamente opuestas, están en equilibrio y rompen los límites del balance solo cuando es necesario para un mayor desarrollo. Nosotros los humanos somos las únicas criaturas que excedemos los límites de la armonía y al hacerlo, hacemos daño a la naturaleza.  

Somos las únicas criaturas que tienen una horrible característica, que es el ego excesivo que nos hace querer disfrutar a costa de los demás y de la naturaleza. Incluso, si un animal se come a otro, sucede según las leyes de la naturaleza que actúan en los animales, es decir, de acuerdo a los deseos instintivos naturales y no de acuerdo a la intención de dañar a otros y de disfrutar perjudicando a los demás. Los humanos son la única parte de la naturaleza que se relaciona con su entorno con la intención de dañar, utilizar, explotar y disfrutar cuando sienten que están en una posición superior.  

Los animales dañan a otros animales, no con un cálculo de gozar al perjudicar a los demás animales, sino únicamente con el cálculo de lo que necesitan para alimentarse para su supervivencia y la supervivencia de sus descendientes. De hecho, la naturaleza ha preparado exactamente lo que y como cada criatura necesita para sobrevivir, lo cual incluye también a los humanos. Es decir, si debemos sostener nuestro equilibrio con la naturaleza, entonces, los otros niveles de la naturaleza existirían en armonía. Pudiera parecernos como si las demás criaturas se devoran viciosamente entre sí, pero tenemos que entender que ningún depredador consume más de la cantidad necesaria. Los animales, las plantas e incluso la materia inanimada, reciben acorde a sus necesidades y solo nosotros, las personas, queremos disfrutar de recibir en exceso para nosotros mismos.

La recepción excesiva para nosotros mismos, es la definición de egoísmo. Es una fuerza adicional de deseo, presente en nosotros los humanos, más allá de nuestras necesidades físicas o corporales; y es el único deseo y la fuerza perjudiciales que existen en nuestro mundo. También, la causa de nuestro sufrimiento, radica en que desconocemos la forma de utilizar correctamente y beneficiosamente este deseo excesivo que se nos ha dado. Utilizar nuestro deseo excesivo, significa invertir su dirección hacia aquella de otorgamiento a los demás. En otras palabras, al priorizar el beneficio de los demás y de la naturaleza, sobre el beneficio propio, podemos llegar al equilibrio con la naturaleza y experimentar una vida armónica y de paz.   

Mientras que la naturaleza en sus niveles inanimado, vegetal y animal, está libre de la corrupción egoísta que experimentamos a nuestro nivel humano —lo que nos hace ver la naturaleza como bella, pacífica, calma y armoniosa —necesitamos también entender que ninguna otra parte de la naturaleza tiene esa maravillosa oportunidad de comportarse independientemente, más que el humano.  

Nosotros los humanos tenemos libertad de elegir la intención de nuestros actos —ya sea para recibir solo para nosotros mismos o para otorgar a los demás. Ninguna otra criatura en la naturaleza puede recibir egoístamente más de lo que necesita para su sostén, ni puede altruistamente otorgar bondad a los demás y a la naturaleza. 

Si hacemos uso correcto del deseo excesivo que se nos ha dado, entonces podemos llegar al equilibrio con la naturaleza, convertirnos en su parte autónoma y sentir una nueva armonía sublime que llega como resultado a nuestra vida. Además, nuestro error al hacer de la forma en que lo hemos hecho, es la causa de todas nuestras carencias y sufrimientos.

 

“¿Cómo resuelves las diferencias de opinión?”

Debemos atribuir nuestras diferencias de opinión a la fuerza superior que nos une. Nos causa conflictos mutuos, para que sintamos la necesidad de corrección, para llevarnos a un punto medio feliz.

¿Qué es el medio feliz? Que por encima de las emociones y opiniones contrarias, deseamos llegar a un estado de complementariedad y plenitud.

Actualmente estamos en una etapa en la que el ego, es decir, nuestro deseo de disfrutar a expensas de los demás, es la esencia misma de nuestras cualidades y rasgos. Constantemente deseamos, pensamos, intentamos y actuamos con el objetivo de beneficiar a nuestro ego personal. El ego controla esa parte humana en nosotros, nos esclaviza. Puede que esta situación no tenga nada de bueno, pero aun así actuamos porque la naturaleza nos obliga a hacerlo.

Mientras más nos demos cuenta de la medida en la que el ego está detrás de nuestras acciones, más descubriremos que somos falsos y egoístas, que distorsionamos todo en nuestro beneficio y no en beneficio de la verdad. Así mismo, mientras más descubramos que el ego está detrás de todos nuestros cálculos y que no hay verdad en lo que determina, más dispuestos estaremos a ir más allá del ego, en busca de respuestas, por encima de las emociones y opiniones contradictorias que genera y desearemos llegar a un estado de complementariedad y plenitud.

 

“¿Qué deberíamos aprender todos?”

Deberíamos aprender a ser, seres humanos, es decir, conectarnos positivamente como una humanidad, al hacerlo atraeremos la fuerza positiva omnipresente que habita en la naturaleza, que está detrás de nuestra vida y de nuestro universo. En otras palabras, debemos descubrir la fuerza positiva de la naturaleza dentro de nuestra conexión.

Cuando nuestra conexión se adapte, no dañe a nadie y sea solo en beneficio de los demás, la fuerza positiva que habita en la naturaleza se revelará en ese vínculo.

Todos deberían aprender que la siguiente etapa evolutiva de la humanidad es descubrir la fuerza positiva de conexión de la naturaleza y que mientras más podamos adecuar nuestra conexión con ella, más sentiremos que nuestra vida tendrá mayor satisfacción, armonía y tranquilidad. Hemos evolucionado hacia esta importante etapa evolutiva por cientos de miles de años y hoy estamos en un fatídico punto de transición: si no logramos aprender a ajustar nuestras relaciones a la fuerza positiva de conexión de la naturaleza, sentiremos oscuridad y crisis crecientes y los problemas aumentarán, pero si aprendemos a adaptarnos a esa fuerza positiva de la naturaleza, la atraeremos a nuestra vida y tendremos una nueva vida de plenitud, armonía y paz.

 

“¿Cómo le demuestras a tu cónyuge que lo amas?”

Cediendo.

Cuando un cónyuge cede, el otro sentirá esa concesión y también querrá ceder. Esas concesiones mutuas se convierten en el lugar para el amor, como está escrito, “hombre y mujer y la Divinidad entre ellos”. El amor se convertirá en una tercera fuerza que nace entre los cónyuges. El amor se convierte en su bebé espiritual.

Además, la emoción del amor que pasa de uno a otro es omnipresente fuera de nosotros, por eso, la emoción que nace entre ellos es eterna.

 

“¿Por qué Israel es políticamente inestable? ¿podemos esperar un ganador claro esta vez?”

La razón de la inestabilidad política de Israel es que llegamos a un estado en el que nos odiamos y no podemos acercarnos unos a otros.

Dado que este defecto se reveló, ahora es el momento de solucionarlo.

En primer lugar, cualquier persona que ingrese a la política y se convierta en miembro del gobierno debe corregirse. Por “corrección” quiero decir que debe someterse al proceso de invertir el ego: de dar prioridad al beneficio propio sobre el beneficio de los demás, a su opuesto, dar prioridad al beneficio de los demás sobre el propio. Si seguimos siendo egoístas, provocamos la destrucción.

Necesitamos ser conscientes de que, como está escrito, “la inclinación del hombre es mala desde su juventud” y debemos corregir esta inclinación al mal si queremos alcanzar un mejor estado.

¿Cómo llegamos a un estado en el que nos entendamos, en el que luchemos contra el ego en lugar de luchar entre nosotros? Eso es lo que necesitamos para alcanzar una vida armónica y pacífica, sin guerras ni disputas ni juicios.

Hay una sola verdad, es el amor. En contraste con esa verdad, se nos dio una naturaleza egoísta y odiosa. Solo necesitamos trabajar correctamente con el poder del odio para llegar a su opuesto, el poder del amor. Ante todo, debemos aprender y enseñar a lograr esta transformación.

 

¿La grave escasez de alimentos afectará a los Estados Unidos de América en los próximos meses?

A medida que nos desarrollamos, sin tomar en consideración el significado de la vida, todo es posible. ¿Por qué no? Tenemos que entender que no podemos seguir jugando.

¿Por qué no relacionamos el significado de la vida con la posible escasez de alimentos y otras crisis en desarrollo? Porque si no respondemos la pregunta sobre el significado de la vida, no tenemos idea de cómo comportarnos unos con otros.

Si fuéramos conscientes del significado de la vida, sabríamos planearla, Por ejemplo, ¿por qué gastamos tanto en ejércitos y otras cosas inútiles? Debemos entender el sistema de vida y cómo organizarlo como un todo para que abarque todo de manera óptima. La escasez de alimentos será solo un síntoma de un problema más profundo, estos síntomas surgen para despertarnos.

El corazón del problema son las relaciones humanas. Necesitamos entender que todos albergamos un deseo egoísta innato que prioriza el beneficio propio sobre el beneficio de los demás y de la naturaleza, mientras no lo resolvamos y aprendamos a redirigirlo para disfrutar más del beneficio de los demás y de la naturaleza, nos dirigimos al abismo.

 

“¿Cómo aprender a entender mejor las interacciones sociales?” 

Últimamente, las interacciones sociales vienen a enseñarnos que todo el mundo fue creado para la persona. 

Encontramos distintas personas en situaciones diferentes, con el fin de aprender cómo posicionarnos de forma óptima, lo que significa volvernos conducto de la fuerza positiva de la naturaleza, de conexión y amor hacia nuestro mundo. 

Dicha fuerza es una actitud que únicamente desea, como está escrito, “hacer el bien a lo bueno y a lo malo”, o sea, llevar amor y llenado a todos. Al final, necesitamos sentir como si fuéramos los representantes de esta fuerza hacia los demás en la sociedad y entonces cada una de nuestras interacciones se hace con el fin de saber cómo adecuarnos para convertirnos en tales conductos. 

Debemos así calibrar nuestras interacciones sociales, con el fin de dejar el mensaje que la naturaleza quiere entregar a este mundo a través nuestro sin distorsiones. Al hacerlo de esta manera, nos convertimos en auxiliares de la naturaleza, servidores y conductos. 

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