Durante las plagas de Egipto, el Creador le dijo a Moisés: «Ve al Faraón, porque yo he endurecido su corazón y el corazón de sus siervos, para poder mostrar esas señales de mi entre ellos» (Éxodo 10:1). Debido a los golpes que recibe nuestro egoísmo, el Creador crece entre nosotros. El crece con esas «indicaciones», esos signos cuando los descubrimos en nuestro deseo egoísta cuan controlados, dependientes e indefensos estamos. Si, reina sobre nosotros, pero de hecho, es estúpido. Su debilidad moral y física es expuesta ante nosotros.
Una vez el egoísmo nos empujó hacia adelante para ayudarnos a construir una vida. Pero al final, resulta que mediante su uso, obtenemos resultados negativos que se ven claramente. E incluso si las masas no quieren saber nada en su estrechez mental, sólo tenemos que mirar las obras de la humanidad y vemos que realmente se destruye a sí misma y a la naturaleza.
Si observamos tal desarrollo de los acontecimientos en otro planeta, llegaríamos a la conclusión de que sus habitantes no son seres sensibles. Parece que una desgracia les ha quitado su sano juicio, y que comenzaron a cortar la rama en que estaban sentados, bloquearon el canal que los alimenta.
Veinte a treinta años pasarán, y la humanidad se quedará sin nada. Hemos creado un mundo terrible, una pirámide de ganancia infinita que genera beneficios mediante la adición de más y más gente nueva. Una vez que este crecimiento se agota, todo se derrumba. Sin embargo, mientras que el bolsillo aún está lleno, el hombre sigue jugando.
La economía mundial está construido por estadounidenses en el principio de la pirámide, enriqueciendo su cima a expensas del crecimiento de la producción y el consumo. Pero aquí viene el quiebre: No hay lugar para crecer, y por lo tanto no puede pasar otra cosa que el colapso de la pirámide. Una sociedad de consumo basada en el poder adquisitivo ha llegado a su fin. No hay lugar para subcontratar producción, no hay nadie más para involucrar, la Tierra es redonda y no tan grande. Es interesante ver cómo aparecen los paralelos entre nuestra pirámide y el antiguo Egipto, el país de las pirámides.
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