La Verdad se encuentra en el medio

Las acciones de una persona se basan en sus hábitos; él percibe y acepta sólo aquello a lo que está acostumbrado. Cualquier otra cosa más allá de lo ordinario, común, pasa desapercibido. En nuestro estado de inconsciencia, ignoramos todo lo nuevo antes incluso de poder de sentirlo o percibirlo. Este es el porqué es tan difícil enfrentarnos cara a cara con la espiritualidad.

Vivimos en el mundo que elegimos tomando sólo aquello que nos es familiar y acostumbramos del Mundo del Infinito que nos rodea. Para expandir nuestro mundo dentro y a través del mundo de otorgamiento, necesitamos usar la «fe por encima de la razón» y aceptar los estados de otorgamiento, los atributos, deseos, pensamientos y acciones del «mundo opuesto».

Para lograr esto, debemos reconciliar los dos estados espirituales opuestos internamente, debemos reconocer nuestra existencia egoísta actual (el grado más bajo) que es opuesto a la propiedad o cualidad del otorgamiento (el grado más elevado). Más aún, necesitamos vivir entre estos estados y regocijarnos en la sensación de vació del grado inferior porque nos da la oportunidad de elevarnos por encima de él, al grado superior.

Tales fuerzas descienden sobre mí a través del grupo desde la Luz Superior y me sostiene  “encima del suelo» como un imán. El magnetismo de la verdad y la fe (otorgamiento) que me eleva hacia arriba debe ser más fuerte que la sensación de egoísmo bestial que me tira hacia abajo, hacia el «suelo».

La verdad, sin embargo, radica en la existencia de ambos estados simultáneamente. Vivir en cada uno de ellos separadamente es una mentira. Aún si estoy en la espiritualidad enteramente, es una mentira. La verdadera existencia está siempre entre dos estados al mismo tiempo: la sensación de la perfección y la carencia, gratitud y oración.

Debería regocijarme de hecho, que puedo experimentar ambos estados al mismo tiempo y que estoy en constante transición. A pesar de estar consciente de los obstáculos y me mantenga por encima de ellos por voluntad,  como un alpinista que sabe que tan pronto como se debilite, inmediatamente llegará su fin. Este es el único estado verdadero de la existencia y debemos entrenarnos para hacer de ello nuestro «estilo de vida» y regocijarnos en él.

 En consecuencia, hay una prueba: ¿Somos capaces de vivir en un estado de alegría a pesar de toda la lucha e insatisfacción, perseverando siempre entre la inspiración y la desesperación?

(De la primera parte de la lección diaria de Cabalá del 2 de agosto 2010 sobre el artículo, El asunto de la verdad y la fe.)

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