Las “buenas” acciones no nos pueden salvar de nuestros egos

doEn las noticias (de The Financial Times): «Recuerden a los mil millones en nuestro nuevo mundo feliz» En 1978 James Tobin, premio Nobel de Economía, propuso un impuesto minúsculo de 0.5 por ciento o menos en todas las transacciones de cambio de moneda extranjera para desalentar la especulación y pagar el desarrollo. Algunos calculan que este impuesto podría haber rendido Dólares 375 mil millones (Euros 289 mil millones, Libras 253 mil millones) anualmente. Aún la mitad de esa suma, estaría a la par con la suma que debería ya haberse dirigido al desarrollo globalmente. Esta recaudación, aún si se recortara a 0.005 por ciento limitaría la volatilidad en las economías menores, al mismo tiempo que generaría enormes sumas para los pobres. Y no les costaría nada a los contribuyentes. Sería una manera inteligente e indolora de crear ingresos y empleos mientras que se integra a los pobres en la economía global. Esto, como el impuesto Tobin, sería una imposición global al consumidor y frenaría la sobreproducción de dióxido de carbono y ayudaría a los más pobres del mundo.

Lo de los mil millones se refiere a un libro que habla de las personas de los países pobres. Y nuestro nuevo mundo feliz al libro de Un Mundo Feliz

Mi comentario: Esta propuesta fue planteada hace 30 años y todavía no se ha implementado (no se implementará jamás), porque va en contra de nuestra naturaleza egoísta. Y si acaso llegara a implementarse, sería únicamente para que los organizadores guarden en su bolsa lo que resulte.

No hay manera de eludir el hecho que tenemos que corregir nuestro egoísmo. Ninguna de nuestras acciones, sin importar qué tan «buenas» sean, nos ayudará, excepto una: la corrección de nuestra naturaleza. Y en realidad, no somos capaces de hacerlo. Sólo el estudio de la Cabalá corregirá a todos.

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