Las dificultades del periodo de transición

Las transiciones a nuevos niveles de desarrollo siempre han sido inducidas por pequeñas crisis: El sistema educativo, social, financiero, y otros gradualmente comenzaron a salirse de control. Los matrimonios empezaron a fracasar; lentamente pero a un paso estable el uso de drogas ilícitas se propagó y superó al alcoholismo. De pronto el terrorismo entro en escena.

El nerviosismo de la humanidad se revela. Éste es un resultado de la debilidad y las dificultades en todas las esferas de la vida que fueron construidas de acuerdo a reglas egoístas, que hacen que todos se concentren sólo en sí mismos: ¡Esto es tuyo, esto es mío, no cruces la línea! Todos defienden su libertad y espacio personal. Hoy, la Naturaleza destruye las fronteras entre nosotros, rompe barreras, y nos arrastra hacia cierto tipo de vida comunitaria que tratamos de evitar porque aún no estamos listos para ello.

Cuando nuestros egos aún eran muy pequeños, estábamos abiertos a todo. En ese entonces, no nos importaba si vivíamos como una familia en una aldea. Las personas no aseguraban sus puertas y eran muy amistosos entre sí. Una enorme familia (padres, hijos, y nietos) compartían una habitación y no estaban avergonzados de los demás.

Hoy, las cosas son diferentes. Estamos separados por nuestro enorme egoísmo: Cada uno quiere un cuarto separado, se esfuerza por esconderse detrás de una computadora o teléfono, y tiende a contactar a otros lo menos posible. Las personas ya no se unen en familias, sino que se reúnen para tener sexo y después se separan.

Pero de pronto, la Naturaleza comienza a destruir las divisiones y al hacerlo cancela nuestra separación. La crisis actual es la más grande que hemos experimentado hasta ahora. Hacemos todo para retrasarla, tergiversarla, pero se manifiesta en niveles inferiores en los cuales aún estamos interconectados.

En la actualidad, no existe algo como una crisis de la familia porque las familias simplemente están rotas. Más de la mitad de las familias no pueden ser consideradas familias per se y no tienen ningún deseo de restablecerse y reconstruirse ¡El número de personas que no desean casarse ha llegado al 70%! Hoy, es normal que una buena familia en la que sus miembros se tratan entre sí con amor y respeto, se haya vuelto un anacronismo.

El segundo problema en importancia son las drogas. Nosotros consentimos este desagradable fenómeno; nuestra lucha con este es suave y ligera. Nos damos cuenta de que es algo terrible que no podemos evitar porque la sociedad en que vivimos y esta vida misma nos fuerzan a buscar formas de escapar.

El siguiente problema es cómo educamos a nuestra juventud. En la actualidad, el crecimiento demográfico es pobre, la población no crece demasiado, y las personas no saben cómo cuidar de sus hijos. Los padres están de acuerdo en dejar a sus hijos tanto en la noche como en el día. Los hijos ya no están apegados a sus padres; la brecha generacional crece. Estamos a punto de perder a nuestra próxima generación, pero a nadie le preocupa demasiado. Decimos «¿Qué diferencia hay si nuestros hijos reciben una buena o mala educación; qué cambia eso?» Así es como pensamos, sin darnos cuenta siquiera remotamente de la esencia del problema.

Parece que las crisis previas no fueron un golpe tan grande para nosotros, tampoco provocaron nuestro entendimiento de que hemos causado nuestra bancarrota en todos los aspectos de nuestras vidas. El proceso de desarrollo siempre fluye de los pequeños y débiles hasta impactar a los grandes. Esto es similar al castigo a los niños, al principio tratamos de convencerlos y después progresamos hacia amenazarlos con problemas más grandes. En este punto, estamos pasando por un proceso muy serio; es una cuestión de vida o muerte.

Estamos pasando por dos serios ciclos de discrepancia entre nosotros y la Naturaleza. La integralidad nos permite darnos cuenta de que somos opuestos a la Naturaleza y contrarios a todos sus sistemas, es decir que originalmente se suponía que estuviéramos completamente interconectados, pero hacemos todo lo que podemos para evitar permanecer unidos.

Entendemos que permanecer unidos sería bueno para nosotros, pero no sabemos cómo lograr este estado. Todos en el mundo se dan cuenta que si las personas se unieran para propósitos educativos, técnicos, pedagógicos, y culturales esto facilitaría toda la situación, ¿Pero cómo podemos actuar en contra de nuestro ego? ¡No somos capaces de hacerlo!

He aquí el problema: Si no somos capaces de unirnos, nos estaremos muriendo de hambre ¡Muy simple! No seremos capaces de proporcionarnos lo necesario para suplir nuestras necesidades básicas: comida, seguridad, calefacción, casa, y salud física. Esas son cinco necesidades básicas que tienen que ser satisfechas para sobrevivir.

En este momento, la Naturaleza nos está presionando tanto que si no correspondemos con sus requerimientos, no seremos capaces de proporcionarnos lo necesario para colmar nuestras cinco necesidades principales. Una noción como la ecología es parte de nuestros requerimientos para tener seguridad. Fracasaremos en proporcionar comida y mantener una buena ecología, ambas están entrelazadas y una influye en la otra.

Las preocupaciones, el miedo y los problemas eventualmente forzarán a la humanidad a tomar medidas drásticas. Si no hacemos nada, nuestra resistencia y oposición a la Naturaleza nos llevará a la aflicción, guerras, devastación y la eliminación. En cierto punto, reevaluaremos nuestras oportunidades de sobrevivir y llegaremos a la conclusión de que tenemos que unirnos y llegar al cuarto nivel de desarrollo, el nivel Humano.

(72681 – De la «Charla sobre educación integral» # 12 del 16 de Diciembre del 2011)

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