Las fuentes —Un salvavidas

Pregunta

En algún punto de su vida, usted estudiaba solo. ¿Cómo se aseguró de no caer en una corriente equivocada?  

Respuesta:

Después de la muerte de Rabash, me encerré en casa, no escuché a nadie, no vi a nadie, traté de no sentir nada y sólo trabajaba con los libros. 

Escribí mis primeros 10 o 12 libros. Posteriormente, prácticamente no escribía y sólo hablaba. Estos textos fueron procesados por mis estudiantes, se publicaron a mi nombre, pero son libros hablados en voz alta por mi y no escritos a mano. 

¡Estuve sólo dentro de las fuentes! Excepto Baal HaSulam y Rabash, nadie existió para mí. Así fue con el paso del tiempo, año tras año.  

Al mismo tiempo, no estuve bajo la influencia de nadie, ni siquiera de mí mismo; sólo bajo la influencia de lo que me decían los libros de Baal HaSulam y Rabash. Los estudié, copié archivos, procesé manuscritos y estuve en ello desde la mañana hasta la noche. Me aferré a eso como a un salvavidas. ¡Ni un paso al costado! 

Finalmente, Rabash fue mi mentor todos los años previos y a pesar del hecho de que ya falleció, él siempre está conmigo. Trato de estar en contacto con él y seguir el llamado que siento de él. Así es como funciona. Es posible imaginar cualquier cosa, pero así es como es.

Ante el maestro:    Aplicación de la información espiritual

 

 

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