Nuestra sociedad sigue avanzando y es imposible pararla – En la naturaleza nada sucede sin un plan

Al entender cada vez más la naturaleza, empezamos a reflexionar sobre cuál fue el motivo inicial de la fuerza que la creó. Después, sin intención, nos comenzamos a remontar por encima de todas las acciones de la naturaleza, hasta el pensamiento inicial de la creación. 

Vemos cómo en la base de todas las leyes de la naturaleza, existe un pensamiento y no hay nada en él que no se haya planeado anticipadamente, que no tenga algún propósito y que no se desarrolle de acuerdo a cierto plan. Estamos hablando acerca de la existencia objetiva de la fuerza superior y del plan general, del impacto de su acto de creación sobre nosotros.   

Cuando observamos el mundo a nuestro alrededor y a nosotros mismos, generalmente entendemos que hay algún tipo de proyecto aquí, un plan que constantemente está siendo implementado. Incluso al ver nuestra sociedad, no importa cómo se le haga dar vueltas, se intenta detener su desarrollo; sigue avanzando y es imposible pararla, tanto como no es posible detener el cambio de estaciones.  

En la naturaleza, nada sucede sin un plan, sin un programa y todo esto, no existe por sí solo. Y si vemos cómo todo llega y se va, toma lugar de acuerdo a cierto tipo de ciclos y leyes, entonces el cumplimiento de las leyes de la naturaleza nos confunde. 

Creemos que algunas cosas son naturales, se supone que es así. Como cuando un niño dice: “El plato se rompió solo”, sin darse cuenta que esto no puede ser. Y el plato se rompió porque él se descuidó. Así somos. 

Por ejemplo, decimos: “Finalmente, ha llegado el verano”. ¿Por qué vino? “Porque antes hubo invierno”. Esta no es la respuesta, sino simplemente una observación. La razón yace en la comprensión más profunda de la naturaleza. Es decir, no podemos ver el mundo a nuestro alrededor como los animales y aceptarlo como es. Si quiero responder ¿Por qué?, entonces todavía tengo que profundizar en la fuerza que gobierna todo. 

Debemos alcanzar al Creador, entenderlo, alcanzarlo y sentirlo, hasta el punto de volvernos totalmente como Él. Y entonces, entenderemos todo lo que Él creó: para qué fue hecho, cómo y con qué propósito.

   

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