Nunca tendremos éxito por medio de la recepción

No nos podemos evaluar entre nosotros de ninguna manera porque no hay verdaderos criterios de comparación. Supongamos que tú produces cincuenta productos al día, y yo produzco sólo treinta. Como resultado, tu salario es superior al mío, y yo, me siento indefenso, estoy enfadado contigo porque me comparo contigo bajo los mismos estándares. En la actualidad, ambos juzgamos las cosas de esta manera.

Tenemos que entender que cada persona tiene su punto del alma, y no tenemos derecho a juzgar a los demás. Sólo tenemos que ayudarnos los unos a los otros para que todo el mundo se llene a sí misma de la mejor manera posible. Además de eso, no hay ninguna otra manera, actitud, o estándar que determine la conexión mutua correcta. Sólo puedo evaluarme a mí  y a los demás a través del otorgamiento. Nunca seremos iguales y equitativos en la recepción. Incluso si ambos sentimos que conseguimos «trabajar bien juntos», otros empezarán a vernos de manera sospechosa.

El mundo nunca alcanzará el bien de acuerdo con las leyes del egoísmo. Puedes olvidarte de alcanzar algún cálculo equitativo en la recepción, que será percibida como justa en más de un momento. Los mejores cálculos de la persona nunca complacerán a los demás.

Por lo tanto, no nos comparemos unos con otros en relación al  poder, al éxito, a los cerebros, a los sentimientos, a los padres o a la educación. Vamos simplemente a ignorar esto. El mundo debe comprender que si les exigimos a las personas darse algo mutuamente o tomar algo, nunca crearemos nada estable y duradero. Cualquier teoría será rechazada.

Por lo tanto, debemos pasarnos a la ruta del otorgamiento.

(56709 – De la 5º parte de la lección diaria de Cabalá del 10/6/2011, «Paz en el Mundo»)

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