Pide al Creador que eleve a tus amigos hacia Él

¿Cómo puedo averiguar qué pedir al Creador? Observo a los demás y escribo en mi cuaderno todos los defectos que veo en ellos y demando que el Creador lo corrija en mí, pues es la razón por la que veo todo al revés. 

Necesitamos hacer ese ejercicio en la decena. Cada uno escribe una lista y se dirige a cada posición con una plegaria, incluso varias veces, pide por cada defecto que ve en sus amigos. Le pido al Creador que me corrija para ver perfección y no defectos. 

Debe ser una plegaria muy específica para cada defecto que veo en cada amigo, para invertir mi visión y admirar la grandeza de mis amigos. Exalto a los amigos y al Creador que me corrigió y me permite ver a la decena perfecta. 

¿Qué me queda por hacer cuando veo a todos perfectos? Debo intentar penetrar más en mis amigos, aferrarme a ellos, anularme ante ellos, sumergirme en ellos y así recibiré todas sus propiedades como las nueve Sefirot superiores, en relación a mi Maljut, mi deseo de recibir. Estaré dispuesto a apoyarlos y a ayudarlos en todas las formas posibles y así estaré cerca de construir el Partzuf espiritual.1

Dejar de ver defectos en mi amigo es justo la corrección con la que comienzo, si quiero progresar, pues es de la mayor importancia para mí justo ahora. Un defecto es todo lo que interfiere con nuestra unión y no permite que vea la grandeza del amigo. La grandeza del amigo es que está conectado con los otros amigos y con el Creador, por lo tanto, quiero estar en conexión con él. 

Si corrijo mi visión para no ver defectos en mis amigos, me aferro a los nueve y estaré dispuesto a apoyarlos, es decir, a trabajar como Maljut en relación a las nueve Sefirot superiores, pediré por ellos, haré todo por servirlos. Sentiré que mientras no les de satisfacción, no lograré una acción espiritual. Por lo tanto, me dirijo al Creador y le pido ayuda. Ahora la decena es incluso más importante para mi que el Creador y, por supuesto, más importante que yo. 

Todo lo que pido es que me dejen dar en beneficio de ellos, le pido al Creador: “Díme, ¿qué puedo hacer para que ellos sean perfectos ante Ti? Es decir me anulo y elevo a mis amigos al nivel del Creador. Este ya es un estado espiritual. 

Veo que los amigos en la decena se entienden entre sí y se apoyan. Pero yo parezco estar al margen ni siquiera entiendo de qué hablan, no siento ningún sabor en la conexión que les atrae tanto ni en la ayuda mutua. Estoy impresionado por cómo se las arreglan para sentirse tan cerca, una conexión que yo no puedo lograr. Por eso, pido ayuda al Creador, entiendo que por mí mismo nunca lo lograré. Veo que los amigos tienen poderes espirituales y que pueden relacionarse entre ellos. Es claro ques no son fuerzas de este mundo, sino fuerzas espirituales que recibieron del estudio, de las lecciones y de la difusión. 

Pero yo no recibí esa fortaleza, ¿qué debo hacer? No quiero quedarme atrás. Pues, freno a mis amigos, me convierto en carga para la decena. Por lo tanto oro al Creador para que me dé fortaleza para incluirme en mis amigos, anularme ante ellos, inclinar mi cabeza y convertirme en polvo bajo sus pies. 

Al principio, antes de comenzar a trabajar en mi corrección, mis amigos me parecían insignificantes e idiotas. Automáticamente los criticaba a todos o al menos era indiferente hacia ellos. No sentía que todo estaba dentro de mi corazón como una imagen espiritual especial una Sefirá. 

Gradualmente, mi visión del mundo espiritual comenzó a pasar por mis amigos. Cuando hablamos de espiritualidad, ya no pienso en el Creador sino en ellos. Los amigos están delante de mí como nueve deidades, ídolos. Aún no sé cómo trabajar con ellos, pero ya veo que logro la espiritualidad a través de ellos, junto con mis amigos construyo mi imagen espiritual. En ese momento ellos obstruyen la espiritualidad para mí, pero están en el camino, me llevan en la dirección correcta. Y esto ya es un progreso.2

De la 2a parte de la lección diaria de Cabalá 1/feb/20, Preparación para el congreso

1 minuto 62:00

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