Preocupémonos de que este hombre esté vivo

laitman_2008-11-14_7127[1]Por ahora, en nuestro nivel actual, no necesitamos entrar en detalles. Simplemente  trabajamos juntos, nos preocupamos de nuestra vasija espiritual y cada uno pone su propia parte en la vasija común.

Cuando ascendamos hacia niveles más elevados, entonces deberemos aclarar exactamente qué partes conectamos entre sí. En el cuerpo, los tejidos, las substancias y las células se conectan de un cierto modo, los órganos empiezan a conectarse uno con el otro y conocer cómo cada uno debe abastecer a los demás.

Pero, por ahora, se trata de simple unión de los deseos hacia la misma meta. Tienes que concentrarte en uno solo: ¡todos nosotros queremos revelar al Creador simplemente para sentirnos bien! Queremos lograr el otorgamiento mutuo, cuando Él nos otorga a nosotros y nosotros uno al otro y a Él, para que nuestra vasija espiritual común empiece a vivir y mantener su propia vida. Dentro de esta vasija, existiremos juntos, como un organismo uno y único sin división entre tú y yo.

La luz debe fusionarnos de tal manera que todo se una y mi “yo” desaparezca. Cada uno de nosotros añade su agua a la vasija común y, entonces, no sentimos dónde está mi agua, es decir, toda el agua es común. Y después, empieza nuestra interacción mutua por encima de nuestro egoísmo, cuando una parte se une con otra y se conecta con las arterias vitales, como en un único organismo.

La vida en un cuerpo es como la vida en Maljut del Mundo del Infinito, con su Luz que la llena y con el otorgamiento mutuo uno al otro. Imaginen que todos nosotros somos un único hombre, y somos sus órganos. ¡Y todos nos  preocupamos que este ser humano esté vivo! ¡Porque con su vida él da placer al Creador!

Y después, empiezas a descubrir que tú no eres simplemente alguna de sus partes, por ejemplo, del cerebro, sino que una parte del mismo cerebro incorporada en cada órgano.  ¿De otro modo, cómo podrías pensar sobre los demás? En cada célula, en cada hueso hay una parte del cerebro. ¡Y tú sentirás que estás incluido en todos, sin excepción!

Pierdes tu propia identidad y, de otro lado, recibes más posibilidades de pensar sobre las  demás personas, fuera de tu egoísmo que se te revela de un modo diferente.

(Extracto de la lección sobre El libro del Zóhar, correspondiente al 15 de febrero 2010).

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