Se está revelando hoy en día un nuevo sistema general de la Naturaleza. Este sistema general lo dirige la ley universal de interrelaciones. ¡Si todos estamos conectados entonces cada acción buena o mala me influye!
La formula del éxito depende de este sistema general y la condición de todos los que actúan dentro de él. No existe en el mundo una computadora o alguna forma de inteligencia capaz de realizar cálculos específicamente para el futuro. ¿Qué sucede si una persona desea avanzar conforme a su propio deseo, en lugar de esquivar los golpes que nos agobian?
Yo dependo de lo que los demás hacen y es algo que no puedo cambiar. Si quiero avanzar por mi cuenta, tengo que conocer todas las condiciones para lograrlo. Sin embargo, nadie lo sabe por adelantado. Todos tenemos libertad de elección pero, ¿en qué radicaría la libertad si dependemos enteramente de las condiciones creadas por los demás? Es un círculo vicioso. Nadie es capaz de tomar el mando de la situación empleando los mismos conceptos normales de tiempo, espacio y movimiento dentro de nuestra habitual manera de pensar convencional y egoísta.
Existe, sin embargo, una solución sencilla y lógica. Si deseamos dirigir este sistema, tenemos una posibilidad: elevarnos por encima de nuestros cálculos personales y empezar a realizar cálculos que beneficien a la colectividad, ignorando nuestra propia situación o la conducta de los otros. No importa en qué estado se encuentra ese gran sistema, sólo tenemos que elevarnos y «dar» a todos. Esta es la única decisión acertada en un sistema cerrado. ¡No existe otra fórmula para el éxito!
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