Cuando la espiritualidad se revela a una persona, él o ella comienzan a sentir que una determinada fuerza llena todo el espacio que lo rodea, que existe en este mundo. Es como si el aire se volviera más denso, espeso y amable. Esta es la fuerza del Creador, la fuerza de otorgamiento, la fuerza del amor que llena el mundo entero de la persona.
Debemos evocarla y exigirla para que se revele como una fuerza que nos conecta. A través de ella empezaremos a percibirnos como un todo.
Necesitamos prestarle más atención, buscarla amorosa y sensiblemente. Comencemos a sentirla.
(26350 – De la cuarta parte de la Convención Mundial de Cabalá 2010, el 10 de noviembre 2010.)