Rabí Shimon «llora» (las lágrimas son un símbolo de un estado de pequeñez, Katnut), como si fuera incapaz de comprender cómo pasarnos a nosotros esta enorme Luz que él y sus 10 discípulos revelaron, para que las almas de nuestro tiempo, comenzando con nuestra generación, la usaran.
Y luego, él descubre que esto puede lograrse con la ayuda de su estudiante, Rabí Abba. Él explica que Rabí Abba fue capaz de revelar «discretamente» los secretos, porque poseía un alma única proveniente de la Luz Circundante. Por lo tanto, a través de él, a través de la Luz Circundante, nosotros podemos recibir todas las correcciones.
Y en general, todas las correcciones que recibimos vienen sólo a través del Libro del Zóhar, o a través de Rabí Shimon y Rabí Abba, a través de la Luz Circundante. Y la fuente de todos los libros cabalísticos también es El Zóhar, puesto que todos ellos fueron escritos con base en él. Sin El Zóhar, ningún cabalista que estuviera vivo después de haber sido escrito, habría sido capaz de descubrir la espiritualidad y escribir un libro. Él no habría sido capaz de adherirse a la Luz; después de todo, El Zóhar es su fuente.
Y cuando los cabalistas han llegado a alcanzar a través del Zóhar, finalmente empiezan ellos mismos a escribir, como ocurrió con los cabalistas de todas las generaciones: Arí, Rambam, Rashi, Agrah y otros. Pero todos ellos tuvieron una fuente. Está claro que no estamos hablando de aquellos que vinieron antes Rashbi, Abraham o Moisés, los cuales son partes del sistema superior.
Pero nosotros no tenemos ninguna fuente de revelación que no sea El Zóhar. Por lo tanto, Baal HaSulam escribe acerca de cuán agradecidos debemos estar con un alma como Rashbi, porque sin él, la Luz no nos llegaría y seguiríamos separados de todo el sistema superior.
(30363 – De la 4º parte de la lección diaria de Cabalá del 14 de diciembre del 2010, Escritos de Baal HaSulam)
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