Un nuevo Faraón con el nombre de «Hamas» es innecesario

Dr. Michael LaitmanPregunta: Hay una sensación de la existencia de una profunda conexión interna dentro del pueblo de Israel que se despierta cada vez que hay una amenaza externa.

Respuesta: Cuando ellos presionan sobre nosotros desde un nivel físico, empezamos a sentir una conexión interna en un nivel superior. Podría decirse que esta conexión se despertó, aún más precisamente, que nos volvemos más sensibles a ella.

Yo vivo mi vida: el hogar, la familia, el trabajo, y de repente se crea la tensión en esta vida, problemas, dificultades, o la guerra. Como resultado de esto, quiero estar menos conectado con este estrato de la vida, menos involucrados con la parte física. Quiero superarla y alejarme más de los problemas.

Esto me ayuda a sentir menos el nivel físico común y a ser más sensible a un más elevado nivel de la vida en la que estuvimos conectados juntos como una sola alma en alguna oportunidad. En el pasado ya utilizamos este principio, ser como una persona con un corazón, vivimos como un solo pueblo, como un alma, con un deseo, con una intención y una meta, la Arvut mutua.

Cada uno entendía para qué vivía, de acuerdo al principio, «no le hagas a tu amigo lo que es odioso para ti», y «amarás a tu prójimo como a ti mismo», «todo Israel son amigos». La unidad y la Arvut impregnaban a las personas. Existía este estado y fue grabado en nuestros genes, a pesar de no haber continuado durante mucho tiempo. Entonces, en nuestra raíz pertenecemos a este nivel. En el momento en que las cosas son malas para nosotros a nivel físico, nos volvemos más sensibles al nivel espiritual.

El nivel espiritual se encuentra siempre en nosotros, y en los momentos difíciles su sensación se despierta de inmediato. Así que estamos listos para ayudar a los soldados y también para ayudarnos entre nosotros. Lo hacemos no sólo porque nos sentimos como hermanos en tiempos de problemas y nos conectamos a un nivel físico como animales que se salvan de un incendio forestal, sino también por razones más elevadas.

Nuestra cooperación mutua se deriva de las raíces espirituales, es decir que pertenecemos a una sola raíz. Una conexión como ésta no existe en este mundo. Esto hace que sea posible sentirnos uno a los otros hasta el punto de no encontrar diferencias en esta conexión mutua, en el corazón colectivo. A esto le llamamos ser «como una persona con un corazón».

Tenemos que regresar a este estado «como una persona con un corazón», y no permitir que este proceso avance a través de las plagas de Egipto, como ocurrió en el pasado. Estas plagas acercaron a los hijos de Israel a la unificación; como se nos dice, Faraón acercó a los hijos de Israel al Creador. Sin embargo ahora nos toca a nosotros avanzar hacia la unidad con nuestra propia fuerza, no hay necesidad de guerra, de un nuevo Faraón con el nombre de «Hamas» ni de enemigos adicionales que nos ataquen desde todas las direcciones.

En vez de ello, depende de nosotros el desarrollar dentro una sensación de la importancia de ese estado en el que estábamos juntos, y desear alcanzarlo de la mejor manera y no a través de golpes. Vengan, empecemos a hablar de ello, a alimentarlo, a publicitarlo, de tal forma que la unificación se convierta en algo deseable para nosotros; entonces no necesitaremos ninguna influencia externa negativa y avanzaremos de la mejor manera.

La conexión espiritual siempre se encuentra entre nosotros, sólo que está oculta detrás de las preocupaciones diarias. Sin embargo, podemos despertar esta conexión, no sólo en tiempos de guerra, sino también en la vida común. Entonces nuestra vida cotidiana será más espiritual y dirigida hacia una meta más elevada. Es posible utilizar la vida diaria constantemente para renovar y reactivar cada vez más la conexión interna.
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Del Kab.TV «Una nueva vida» del 8/12/14

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