Un punto débil se convierte en un punto de libertad

El nivel inanimado de la naturaleza ha existido por miles de millones de años, el nivel vegetativo de la naturaleza por cientos de millones de años, el mundo animado ha estado desarrollándose durante millones de años, y, finalmente, sólo 200 a 300 mil años atrás, aparecieron los seres humanos. Durante un largo periodo de tiempo, los humanos han sido desarrollados de la misma manera que los animales. El hombre fue conducido por la fuerza de la naturaleza que lo creó y no le dejó otra opción. Como si involuntariamente, hubiéramos pasado a través de las formas inanimada, vegetativa, y animada del humano, hasta que alcanzamos el nivel de desarrollo del humano dentro del humano.

¿Qué es lo que separa a un ser humano del nivel anterior? La diferencia entre un humano y un animal es que un ser humano no actúa sólo por instinto, obedeciendo ciegamente a la naturaleza. La vida de un animal es totalmente regida por los instintos, que se transmiten de generación en generación. Sólo unos días después de nacer, un animal se pone de pie y está listo para una existencia independiente.

Sin embargo, un ser humano necesita un entorno para su crecimiento. Si se deja a una persona en el bosque, crecerá como un animal de verdad y sólo recordará vagamente al humano. No va a hablar o a caminar erguido. Es decir, una persona es totalmente dependiente de su entorno. El tipo de entorno en el que se desarrolle determinará lo que él será debido a que su desarrollo no está programado definitivamente en la naturaleza, sino que requiere de una implementación social.

La persona no posee los instintos necesarios para sobrevivir. No puede discernir una planta medicinal como puede hacerlo un perro ni evitar lo que es dañino. A diferencia de un animal, la persona no puede actuar de acuerdo con la programación interna instintiva que pueda asegurarle su bienestar.

Todos sabemos lo que pasaría si se nos concediera la libertad desde que nacemos. Un animal es mucho más inteligente que un bebé, no comete errores, mientras que los humanos cometemos errores todo el tiempo. Es decir, un animal está dotado de todos los instintos necesarios, mientras que la persona sólo tiene el mínimo.

Por otro lado, un animal no puede aprender un montón de cosas. Sólo pueden ser entrenado o domesticado. Incluso después de haber vivido durante cientos de miles de años junto a los humanos, un perro sigue siendo un perro, ya que actúa de acuerdo a sus instintos.

La persona no posee estos instintos. Ella tiene que adquirir una forma de comportamiento a partir de su entorno, y precisamente como resultado de esto, se desarrolla. Es así por qué las personas han logrado un desarrollo tan grande en comparación con los animales que han vivido al lado de ellos y estos permanecieron prácticamente sin cambios.

En esencia, la persona también solía ser un animal, pero fue inculcado en él algo muy importante: la capacidad de desarrollarse por medio de su entorno. Si ella utiliza para su desarrollo, puede alcanzar un gran éxito.

Por esta razón los niveles inanimado, vegetativo y animado no tienen libertad de elección. La persona, por el contrario, puede inducir un desarrollo adicional a través de un entorno específico, y esto constituye su libre albedrío. Después de todo, la persona puede cambiar su entorno y por lo tanto cambiarse a sí mismo.

Así, el juicio y los cálculos elevados sólo existen en relación con la persona: Quién es y cómo utiliza las oportunidades que le dio la naturaleza y si realizó de libertad de elección, eso determina todo su desarrollo.

(55517 – De la 1º parte de la lección diaria de Cabalá del 9/23/2011, Escritos de Rabash)

Bloqueado entre dos fuerzas
Una persona espiritual en un mensajero de la tierra
Todo depende del enfoque correcto

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