Un tiempo para la desunión y un tiempo para ensamblar la unidad

Dr.Michael LaitmanEl ser creado debe comenzar a ser similar al Creador en atributos y ascender a Su nivel, de modo que ambos se eleven al nivel de eternidad y perfección. Con el fin de lograr esto, el Creador le otorga a la criatura un estado roto, similar al juego de construcción sin ensamblar que nosotros le damos a un niño, como el LEGO, de manera que mientras los ensambla, el niño llega al nivel del creador del juego.

Nuestra historia comienza en el mundo del Infinito, donde el Creador nos creó como una sola alma, como un solo deseo. Entonces, Él lo rompió y nosotros tenemos que traer este deseo de recibir roto, que de forma egoísta aparta sus propias partes, a un deseo común, a la equivalencia con el Creador.

El Creador mismo es Otorgamiento. Por otro lado, Él creó el deseo de recibir opuesto a Sí mismo, pero por el otro, Él le da una oportunidad con el fin de alcanzar el atributo de otorgamiento. Entonces, este deseo comenzará a ser un deseo de recibir a fin de otorgar y así la criatura se volverá exactamente similar al Creador.

La criatura tiene que alcanzar esta corrección, la intención misma de otorgar, y luego entenderá toda la creación. Por este motivo, desde el mundo del Infinito, desde el estado de perfección y equivalencia con el Creador, nosotros hemos descendido a nuestro mundo. Esto puede compararse con una imagen que ha sido dividida en piezas individuales de un rompecabezas que están mezcladas y totalmente fuera de su sitio, lo cual es opuesto al estado original. Así es cómo nosotros nos encontramos en el punto más bajo, en nuestro mundo.

En el Infinito, el deseo era común para todos, tenía todas sus partes y actuaba como un todo. Ahora, el sistema está roto en numerosos fragmentos que están todos enredados, inmersos en la oscuridad, que no comprenden lo que está pasando y se rechazan unos as otro. Esta es nuestra descripción en este mundo.

Desde este estado, debemos elevarnos otra vez y atraer la perfección del Infinito, ensamblar nuestro «juego de construcción» de modo que todas las almas se reunifiquen en una. A este trabajo se le llama «el trabajo para el Creador», después de todo, al hacerlo, nosotros nos volvemos iguales a Él, una fuerza global, integral de la naturaleza.

Nosotros experimentamos paso a paso la evolución egoísta en nuestro mundo, hasta alcanzar el estado del desarrollo del humano dentro de nosotros. En ese punto, la naturaleza comienza  a presionarnos para conseguir que comencemos a unirnos y a ensamblar el «rompecabezas». Allí llega el momento de la participación consciente en el proceso de preparación de nuestro ascenso de vuelta hacia el Infinito.
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De la Lección diaria de Cabalá del 8/10/10, Shamati # 161

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