Una maravilla teatral

Dr. Michael LaitmanPregunta: El teatro es un fenómeno bien conocido desde la antigüedad. Las actuaciones en el escenario comenzaron en la antigua Grecia, pero en las tribus más primitivas acostumbraban reunirse en torno al fuego, vestidos con pieles de animales, y representar la caza de mamuts.

Con el paso del tiempo, el teatro pasó por una multitud de cambios, pero la inusual sensación de asombro que cobró vida en el escenario que estaba conectada a esta fue preservada. La persona que llega al teatro siente grandemente que es parte de esta maravilla, en una medida tal, que ya cuando compra los boletos, comienza a mirar hacia adelante, a sentirlo y a experimentarlo como si fuera un niño.

Ella viene al teatro, se sienta en su silla, y siente a la multitud que llena el pasillo. La luz se atenúa gradualmente, y en el salón crece una tensión agradable a la espera de que suban el telón y aparezcan los actores en el escenario.

De esta forma aparece una sensación única como si, en este momento, ustedes estuvieran separados de todos los problemas y preocupaciones diarias, y estuvieran inmersos en otra vida. ¿Qué es esta maravillosa experiencia particular que se produce en las personas en el teatro?

Respuesta: Hay una cosa tal como la influencia del entorno sobre la persona. En un grado en particular, esto también es típico de los animales, y, mientras que la persona siente mucho la influencia del entorno, este podría constar de una o de miles de personas.

Todo depende únicamente de la fuerza con que la persona percibe la influencia del entorno. Si esa persona es importante para ella, entonces una persona es suficiente. Esto significa que aquí la calidad es importante. Sin embargo, si hay millones de personas, entonces ellas influyen a través de su cantidad. En cualquier caso, la persona entra bajo la influencia del entorno.

Nosotros no somos muy susceptibles a la influencia de los niños, pero los adultos somos capaces de afectarnos, y cuanto más elevados sean ante nuestros ojos, más influyen. El miedo, la ambición, la envidia y el ansia de dominio también se mezclan aquí.

A medida que nos acercamos a un teatro, ya estamos preparados para entrar en la influencia del entorno artificial que nos presenta algún evento único. Podría ser que no sea completamente realista, pero de alguna manera está conectado con la vida del hombre.

Esto se presenta a menudo como en éxtasis de amor, odio, miedo y desesperación muy fuertes, o como algún tipo de evento brillante, histórico. Todo esto se exagera intencionalmente por medios externos de influencia y se lleva ante el espectador.

Incluso se agrega música para mejorar en gran medida la experiencia. Para cualquier persona que conozca de ópera, esta es la herramienta más poderosa e influyente.

La persona ama a entrar bajo la influencia de la presentación, porque esta se conecta con su vida. A pesar de no haber experimentado eventos de este mismo tipo, ella todavía puede imaginarlos por sí misma.

Nos encanta el teatro, puesto que está listo para recordarnos sobre las experiencias que hemos tenido que pasar, incluso pueden ser trágicos acontecimientos, pero cuanto más profundamente entramos en el pasado, más se apaciguan, entonces nos gusta mirarlos. Nos identificamos con las experiencias de los actores e incluso lloramos con ellos por la emoción.

¡Incluso estamos dispuestos a pagar dinero por esto! Es muy extraño. Nosotros experimentamos miedo, emoción, e incluso lloramos y por todo esto tenemos que pagar. Sin embargo, la idea es que la persona perciba estas preocupaciones y experiencias apaciguadas. Ella entiende que éstas no son las preocupaciones reales de su vida, sino sólo las impresiones de la representación, y por eso le gustan.

El teatro hace que sea posible experimentar una y otra vez sensaciones como estas que hoy en día le parecen agradables y dulces. Esto indica que todo lo que atravesamos en la vida, incluso los acontecimientos más trágicos, en última instancia, se endulzan. Ellos se apaciguan hasta tal punto, que aceptamos que teníamos que atravesar todas estas situaciones, porque esta era nuestra vida, y, en la vida, hay un lugar para cada cosa.

Esto sugiere que en la vida nada es accidental; cada evento que sucede es una parte del destino que nos dan intencionalmente desde arriba, y tenemos que pasar a través de él. En última instancia, aceptamos que todo lo que hemos experimentado en nuestras vidas nos lo envían de manera justa y necesaria. Por lo tanto, justificamos cada paso de nuestro camino porque entendemos su beneficio.
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Del Kab.TV «Una nueva vida» del 9/30/14

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