El hombre no sabe nunca los deseos que se despertarán en su interior en el momento que sigue. Tampoco le es posible determinar la dirección que tendrán. Una persona ignora cuál será su futuro estado.
La humanidad siempre ha tenido interés en conocer su futuro, pero nunca ha podido satisfacer su curiosidad. Todas nuestras especulaciones se originan en el hecho que el futuro es desconocido.
¿Por qué es así? La razón es que ignoramos el sistema en el que existimos. En realidad es un sistema muy sencillo de conexiones mutuas entre todos nosotros. Somos nosotros quienes determinamos estas relaciones mutuas. Yo doy forma a tu condición con mis pensamientos y tú haces lo mismo conmigo con tus pensamientos.
Mi deseo subsiguiente es el resultado de los deseos de otras personas que se encuentran dentro del sistema, puesto que somos absolutamente interdependientes. Si yo pienso cosas buenas, eso hará que tú pienses de igual forma. Si yo tengo malos pensamientos, también tú los tendrás. Es semejante a la situación en que la víctima provoca la aparición de un asesino, como si ambos lo determinaran y se buscaran mutuamente.
El hombre se encuentra dentro de una red. La suma total del estado de todos determina su estado, la manera en que se siente, piensa y reacciona. Actúa inconscientemente, no tiene libre albedrío. Además de esta interdependencia universal mutua, existe un plan en desarrollo, un programa que conduce a todas las almas a una meta predeterminada que es de armonía total y conexión absoluta entre ellas.
El proceso de nuestro desarrollo es un proceso de purificación, consciencia y entendimiento de cómo cada individuo puede conscientemente participar en él.
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