Volviéndonos globales en el interior

En primer lugar tenemos que cambiar nuestro paradigma, nuestra visión de la vida y del mundo. Yo tengo que cambiar en el interior, cambiar el disco de arranque, renovar yo mismo mi criterio de evaluación, del mundo y la sociedad. Sin cambiar al hombre, no seremos capaces de cambiar el mundo. Después de todo, el mundo es su copia.

La naturaleza humana es la base sobre la cual se construyen la sociedad, el entorno, el aprendizaje, la cultura, la economía y todas las demás esferas de actividad. El mundo es una proyección externa de lo que está oculto dentro de una persona. Por lo tanto, es precisamente el hombre quien necesita ser cambiado. Todos los esfuerzos tienen que centrarse precisamente en este.

El problema no es la economía, la producción, o la educación. Todo se normalizará cuando el hombre cambie. Y para eso tiene que ser educado. La educación o la crianza son, en esencia, la transformación interior del hombre. Ninguna «compresa» externa le ayudará.

Tal vez esta idea deba ser presentada a la ONU, a la UNESCO y a los gobiernos, explicando que nuestro único objetivo es cambiar al hombre. Después de todo, sin eso él no cambiará el mundo.

Es por eso que las mentes más brillantes de la humanidad de hoy no entienden qué hacer y qué cambiar. Hemos entrado en un nivel que exige de nosotros nuevos cambios cualitativos. A partir de ahora tenemos que actuar en nuestro mundo con la ayuda de una cualidad llamada «garantía». Sólo podemos hacerlo juntos. Por ti mismo no conseguirás nada.

Por ejemplo, una persona que abra un negocio descubrirá que este está conectado con todos los negocios del mundo y por lo tanto, también estos deben tenerse en cuenta. De lo contrario no habrá ningún éxito.

A partir de aquí no puedes dar un paso sin tener en cuenta el sistema común, global. Y por lo tanto, tienes que ser global y unirte tú con todo el mundo, en el interior.

Pero no soy global. Entonces, ¿qué debo hacer? ¿Será que nunca voy a tener éxito sin eso? Es cierto, no lo tendré. Esta es una ley inmutable. Sin una interconexión integral no alcanzas el éxito en nada. Dale un vistazo: Ya estamos sumergiendo en una crisis múltiple. Y sólo hay una salida: cambiar nosotros mismos.

¿Cómo podemos cambiar? ¿Cómo podemos volver a formatearnos? ¿Cómo podemos lavarnos el cerebro? ¿Cómo podemos desinstalar el programa antiguo e instalar uno nuevo? Después de todo, a partir de ahora tengo que tener una sensación y una mente comunes con todos de tal manera que mis acciones se correspondan naturalmente con el nuevo estado. Mi propia naturaleza tiene que cambiar.

Esto puede ser hecho por la «Luz que Reforma«. La gente la descubrirá de todos modos. Tal vez lo harán por la vía de gran sufrimiento, pero no hay otra manera. Tú tienes que cambiar para cambiar el mundo, y tienes los medios para ello.

 Sin embargo, tienes que llegar a esa Luz a través de la realización del mal para entender lo que te falta, «¡tengo que cambiar!» Pero, ¿cómo lo sabes? Y ¿cómo debes cambiar exactamente? ¿Tienes el deseo formado? Aun no.

Es por eso que se te han dado un campo para trabajar (el grupo), un medio (la ciencia de la Cabalá), y el consejo de instrucción (el maestro). Adelante, actúa, comienza a incluirte en el sistema de garantía, jugando con el fin de descubrir la falta que tienes que corregir. Entonces tendrás algo con lo cual volverte hacia la Luz para su corrección.

Ni siquiera tienes que ir a ninguna parte: Según la medida en la que tus deseos se formen y se aclaren, la Luz comenzará a actuar por sí misma. Después de todo, tú estás dentro de ella, por lo que ella de inmediato trabaja de acuerdo a tus esfuerzos. Tan pronto como construyas algo dentro de ti, la Luz te influye de inmediato. De esta manera, gradualmente, cambias aun sin ver las pequeñas ruedas que giran dentro de ti.

(48016 – De la 5º parte de la lección diaria de Cabalá del 13 de Julio del 2011, «Arvut»)

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