Volviéndose dueños de cuerpo y alma

thumbs_Laitman_709Debemos educar a la gente desde la infancia para que se relacione con su cuerpo como con un desconocido que tiene atributos, opiniones, sentimientos, etc.

Por ejemplo, cuando alguna parte del cuerpo duele, debemos decir que el cuerpo duele, que es el cuerpo el que tiene el dolor. En otras palabras, relacionarnos con el cuerpo como una parte que no está fusionada con uno mismo; más bien, que existe separada aunque cerca por un tiempo, como Rabash diría al señalar al cuerpo: “¡Déjalo sufrir!”

Entrenándonos con esta actitud hacia el cuerpo, gradualmente se volverá hábito percibirlo como algo que se nos dio en adición al alma y así, diferenciar alma y cuerpo. También debemos hablar del alma como algo que nos fue dado, por un período particular de tiempo, para un propósito particular.

La persona en sí debe ser dueña de cuerpo y alma, manejar ambos, el egoísmo del cuerpo y el propósito elevado del alma. Alma y cuerpo son como dos líneas y debemos construir una tercera combinando y sumando a ambas y nos veremos a nosotros mismos, a nuestra existencia, como el resultado de su combinación.
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