Profetas, Josué, 24: 4: Y le di a Isaac, a Jacob y a Esaú; y le di a Esaú el monte Seir para que lo heredara; y Jacob y sus hijos descendieron a Egipto.
Los caminos de Jacob y Esaú tuvieron que dividirse en dos direcciones, pues interferían entre sí. Si caminaran juntos, no podrían comprender al Creador. Por eso, el Creador les dio satisfacción, le dio a Esaú el monte Seir y llevó a Jacob a Egipto, para que pudiera reunir allí todos los deseos, pesados y egoístas, que le faltaban para avanzar en serio hacia la meta.
Pregunta: Resulta que Jacob parece desarrollarse, pero Esaú no, ¿cierto?
Respuesta: Esaú no necesita desarrollarse. Hablamos de un deseo que prácticamente no debería desarrollarse. Pero es fuerte y serio. Es el deseo egoísta de alcanzar al Creador sin corregirse a sí mismo.
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De Kabtv «Secretos del Libro Eterno» 9/jun/21
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