Ynet: «Hoy es un día festivo: el diario de un viaje espiritual»

Mi reciente artículo en Ynet: «Hoy es un día festivo: el diario de un viaje espiritual«

¿Cuál es la razón de las costumbres que seguimos tan consistentemente -comer pescado tradicional y que la madre cocine en Rosh HaShaná, ayunar en Yom Kippur y colgar adornos en una Sucá? El doctor Laitman explica las fiestas de Tishrei, de acuerdo a la sabiduría de la Cabalá y revela cómo, con su ayuda, se mejora nuestra vida.

dr-michael-laitman

Es costumbre pensar que las fiestas marcan acontecimientos históricos, victoria en la guerra, nacimiento o muerte de una persona especial. De acuerdo con la sabiduría de la Cabalá, las fiesta de Israel son diferentes en esencia de las fiestas de otros pueblos, describen estados en el camino del desarrollo espiritual de cada persona.

Las fiestas israelíes y sus costumbres fueron introducidas por los grandes cabalistas, hace miles de años. Los cabalistas son personas como nosotros, que mediante el estudio de la sabiduría de la Cabalá lograron llegar a una vida de amor a los demás y, de amor al Creador, la fuerza general de amor que existe en la realidad. Descubrieron que esta fuerza superior sólo tiene un propósito: guiarnos a la conexión, a la felicidad y, en esta vida, a llenarnos de amor, como Él. Esta fuerza se conoce con muchos nombres: Creador, Luz, Naturaleza, Amor e incluso, Rey, así se acostumbra llamarle durante los Diez Días de Arrepentimiento: «No tenemos más rey que Tú» (Taanit 25b).

Para describir los estados por los que el Rey nos lleva en el camino a Su reino mágico, para familiarizarnos con Él y descubrir todo lo bueno que Él nos ha preparado, los cabalistas establecieron el calendario hebreo y el ciclo de fiestas y festivales. Por eso, un momento antes de sumergir la manzana en miel y colgar adornos en la Sucá, vamos a detenernos y a clarificar de una vez por todas, para que nos molestamos tanto cada año y cómo derivar de esas costumbres algo mejor para todos nosotros.

La primera etapa: Rosh HaShaná

«Rosh (cabeza) se considera la raíz… .De acuerdo a la raíz y al Rosh que la persona establece por sí misma, en un primer momento, así continúa su vida» (Escritos de Rabash, Carta 29).

El primer estado en el camino espiritual es Rosh HaShaná –‘El inicio de la creación de la persona’ (Escritos de Rabash, Dargot HaSulam 882). En esta etapa, la persona es como un recién nacido. Ve lo bueno y lo malo que ha pasado en su vida y se pregunta: ¿para qué es todo esto? ¿para qué vivo año tras año? ¿quién maneja esta realidad y cuál es el propósito de la existencia?

Si tiene suerte, estas preguntas no lo dejan y lo llevan hacia la meta, hacia el estado importante y final del viaje: el descubrimiento de la red de conexión armónica entre la gente, dentro de la cual sentirá el poder positivo de conexión en toda su intensidad, la fuerza superior que maneja su vida.

El primer Rosh HaShaná se ‘celebró’ hace 5,777 años, cuando un ser humano hizo preguntas similares. El nombre de esa persona fue Adam. Como un niño que quiere crecer y ser como sus padres, así, nosotros queremos ser como la fuerza que nos creó y que quiere ser descubierta. Este deseo nos dará poder para elevarnos por encima de nuestra naturaleza egoísta y limitada, por encima de la preocupación por nosotros mismos, para llegar a ser, ‘hijos de Adam’.

Los cabalistas llaman al deseo de saber por qué estamos vivos, ‘punto en el corazón’. ‘Corazón’ representa todos los deseos egoístas de la persona, que crecen, desde los deseos más básicos -sexo, nutrición y familia, a los más desarrollados -dinero, respeto y conocimiento. El punto en el corazón es el deseo espiritual más desarrollado en la escala de los deseos. Y cuando despierta, da a la persona el espíritu de vida y un nuevo deseo de autorrealización. Este deseo no lo satisface el dinero ni el respeto ni el conocimiento, sólo la comprensión del propósito de la vida. Y cuando por primera vez, la persona siente el cambio en su interior, celebra Rosh HaShaná.

A partir de Rosh HaShaná, la persona aumenta el ritmo de su viaje. Equipada con nuevos poderes, se esfuerza por alcanzar un verdadero punto de conexión con los demás y se da cuenta del punto que arde en su corazón. Pero la esperanza es una cosa y la realidad otra. En lugar de unidad, descubre una gran separación, el juicio más terrible. ‘El día del juicio se estableció en Tishrei, esos son días de deseo. Y en ese momento, cada año, el deseo despierta en nosotros y es necesario despertar para completar el arrepentimiento más y más durante el año. La esencia del arrepentimiento es unirnos todos y cada uno con amor y con un corazón’ (Meor veShemesh). Este descubrimiento nos guía al siguiente estado en el viaje, Yom Kippur.

La segunda etapa: Yom Kippur

«Vemos la verdad en Rosh HaShaná, luego, viene la expiación. Yom Kippur es después de Rosh HaShaná (Escritos de Rabash, Dargot HaSulam 891)

En el Libro del Zohar está escrito: ‘… la luz supera a las tinieblas’ (Eclesiastés 2:13), para beneficio de la luz sólo viene de la oscuridad’. No hay luz sin oscuridad, no hay dulce sin amargo y no hay bien sin mal. Para alcanzar el bien, debemos descubrir el mal. De acuerdo con la sabiduría de la Cabalá, Yom Kippur es el reconocimiento de que nuestra naturaleza egoísta es mala desde el inicio. Pero es específicamente este reconocimiento lo que hace posible que alcancemos el bien. Si en Rosh HaShaná el deseo de conectar con otros es despertado en nosotros, todo lo bueno es a través de la conexión. Así, durante los Diez Días de Arrepentimiento, gradualmente conocemos la fuerza egoísta negativa que nos impide alcanzar la unidad. Después de todo, en Yom Kippur no se puede ocultar la escisión ni el odio mutuo que nos divide. Así que ya es posible pedir la corrección de nuestra inclinación al mal, lo cual es bueno.

‘Israel no tenía fiesta como el quince de Av ni Yom Kippur’ (Mishná Taanit 4:8). ¿Por qué? Porque es un día especial de introspección y examen de conciencia profundo. Un día de remordimiento en el que era costumbre pedir perdón, ‘por el pecado que cometimos en su presencia, por la inclinación al mal’ (oración de Yom Kippur).

La sabiduría de la Cabalá explica que ‘el perdón’ no es sólo una petición oral, ‘hemos sido culpables, traicionamos, robamos….’; más bien, es una etapa en la que la persona se hace consciente de su verdadero estado –qué tan lejos está de la conexión correcta con los demás- y como resultado de esto, hay buena relación con la fuerza que maneja su vida. Esta difícil revelación, en realidad nos hace felices porque como resultado, un grito estalla pidiendo el cambio interno. Esta petición concreta de perdón, se espera de nosotros y cuando llega, es respondida.

Las etapas tercera y cuarta: Sucot y Simjat Torá

‘… La fiesta de Sucot explica todas las preguntas, incluso las más difíciles y peores ….’ (Escritos de Rabash, Carta 36).

En la tercera etapa del camino espiritual, llamada ‘Sucot’, llega la respuesta a la solicitud interna y logramos una fuerza positiva especial que transforma para siempre, el mal en nosotros. Está escrito en el Talmud: ‘deja tu morada permanente y habita en una morada temporal’ (Sucá 2a). El cambio por el que debemos pasar es dejar la morada permanente, es decir, el narcisismo, por una nueva morada, al altruismo. Así, nuestra imagen de la realidad cambia. Nuestros sentidos aparentemente se invierten. El cerebro y el corazón cambian de dirección, del narcisismo al altruismo y la imagen de la realidad entera, se revela ante nuestros ojos. La persona empieza a tener una respuesta a la petición de su corazón y los deseos que se oponían a la conexión, entran en la ‘Sucá’.

La Sucá simboliza la forma que cada persona alcanzará en el futuro. Las leyes de su construcción simbolizan la forma en la que la persona se eleva por encima de su ego y adquiere la capacidad de amar y dar. Así, por ejemplo, la paja del Sucá deja más sombra que luz, como está escrito, ‘Su sombra es más que su sol’ (Mishná Sucá 2:2). Esta costumbre alude a la acción en la que se ‘oculta’ y restringe, el uso del ego para salir de él hacia la Luz, la conexión y el amor.

Entonces se está preparado para Simjat Torá, se desarrolla la capacidad para leer los textos de Cábala y atraer sobre sí la Luz Superior, que también se llama Torá, para aumentar la conexión entre nosotros hasta la cabeza de la escala de valores y mejorar la vida. Esto es porque la Torá es la fuerza preparada para corregir el odio y la separación entre nosotros y, transformarlos en conexión y amor, que es un descubrimiento llamado ‘Simjá’ (felicidad). Luego se siente en el interior la vasta extensión alrededor y se gana la vida eterna, plena y feliz.

Espero, deseo y oro por un año de cambios, por un año de cimentar sistemas adecuados de relaciones entre nosotros.

¡Buen año para todo el pueblo de Israel!
[194246]
Ynet 29/sep/16

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *