¿Qué nos aporta el amar al prójimo?

laitman_2009-08_0665El prójimo” no es cualquier persona. Es mi amigo, el que está delante de mí. Yo, poco a poco, alcanzo amarlo con el fin de lograr el amor hacia el Creador.

Es una formula firme: primero recurro al Creador y, para poder estar en contacto con Él, tengo que unirme con mis amigos, mis “prójimos”.  ¡Trabajo sobre el amor al prójimo, porque es la condición necesaria para lograr el amor hacia el Creador!

 

El prójimo y el Creador están interconectados debido a que, en relación a mi deseo de recibir placer, se encuentran en la misma situación. ¡Ambos están igualmente lejos de mí y mi relación hacia ellos es igual! El Creador es otorgante. El prójimo me parece tan odioso como la cualidad de otorgamiento… Por eso, rechazo a ambos.

 

Si no logro la actitud de tratar al Creador y al prójimo de la misma forma, no podré trabajar correctamente. Esto es semejante al enfoque donde yo combino mi vista, la brújula y la meta.

 

Si giro hacia el lado del Creador o hacia el lado del prójimo, entonces ya no estoy bien enfocado.

 

Debo apuntar directamente a la meta para que la persona que hace esfuerzos para llegar al Creador (Isra-El), la Luz de la Corrección y el Creador, se unan en una sola entidad.

El prójimo” (el grupo cabalístico) es la vasija espiritual, es decir, el sistema de almas. El Creador es quien llena este sistema.

 

Más adelante llego a entender que es lo mismo, porque la vasija se hace igual a la Luz. ¡No existe la Luz sin la vasija, sin el Kli! Y para mí todo se une en una entidad. El grupo se convierte en un ejemplo del Creador. Aprendo, a través de mi actitud hacia ellos, como debo relacionarme con Él: amar u odiar.

 

Porque mi actitud hacia el Creador sólo puede ser el otorgamiento. Afortunadamente, tengo el grupo, el cual me permite comprobar hasta que punto soy otorgante. ¿Qué es lo que marca la distancia, o la diferencia, entre el Creador y el grupo? ¡Sólo mi propio egoísmo! Si no existiera mi ego, no habría ninguna diferencia entre ellos.

 

¿Por qué todavía siento esa diferencia? Porque del Creador recibo algún placer y del grupo no recibo nada. ¡Ahí está la diferencia!

(Extracto de la lección según el artículo Amarás a tu prójimo como a ti mismo (2) de Rabash, correspondiente al 26 de abril 2010)

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