Cuando escucho como habla un compañero durante el taller, entonces me incorporo en sus palabras sin la más pequeña duda o critica. Percibo estas palabras como la opinión más importante de todo y quiero entenderla, unirme con ella para que sea mía. Quiero que sus palabras conmuevan mi corazón y lo toquen como si fuera un instrumento musical.
Y de la misma manera me comporto con uno cada de los que habla. No juzgo de manera crítica lo que él dice, simplemente quiero unirme con su pensamiento. Nosotros nos abrimos totalmente uno ante el otro, un corazón le habla al otro. Cada uno anula todas sus dudas para que no surja ningún obstáculo ante las palabras del amigo, y que ellas penetren directamente en mi corazón, como yo mismo las dijera plenamente confiado de que son correctas.
(125487 – De la 1° parte de la lección diaria de Cabalá del 14 de enero del 2014, Taller)
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