Alcanzar la velocidad de la Luz

Lo único que podemos modificar es la rapidez con la que podemos avanzar y la velocidad con la que atravesamos los diversos estados en nuestro desarrollo. Un animal no experimenta el cambio, mientras que una persona sí lo hace, pues el deseo egoísta crece en la persona día con día. Desde los albores de la humanidad y durante sus múltiples ciclos de vida, nuestro deseo egoísta creció por sí mismo. Nosotros no estuvimos conscientes de ello y nada podíamos hacer al respecto. Ahora, sin embargo, tenemos que participar en el proceso de la creación de nuestros nuevos deseos de otorgamiento. Esto se encuentra en nuestras manos. Podemos cambiar la velocidad de nuestro progreso a través de nuestros propios esfuerzos.  

Dependiendo de la velocidad, conoceremos la meta hacia la cual nos dirigimos y la forma en que nos sentimos. ¿Lo deseamos, o no? Si no deseamos el cambio, caminamos por el camino del sufrimiento. Si lo deseamos caminamos por el camino de la Luz. Aparte de la velocidad a la que avanzamos, no podemos cambiar nada. Lo que nos ayuda en este proceso es la Luz Circundante que atraemos durante nuestros estudios y el auto análisis que llevamos a cabo a través del grupo. Qué tan rápido podamos aclarar nuestro deseo depende únicamente de qué tan rápido podemos unirnos.

Por esta razón está escrito: “Haremos y escucharemos”. Podemos realizar acciones sin entender todos los detalles más finos. Pero al actuar al principio por encima de nuestra razón, como los niños, adquirimos el conocimiento  y la percepción al final. En unos cuantos meses, la persona empieza a discernir dentro de sí misma ciertos cambios y estados. Es el resultado del camino que ha recorrido, aunque él haya desconocido de antemano todo aquello por lo que tuvo que pasar. Todo lo que necesitamos hacer es seguir las recomendaciones de los cabalistas para dar curso a los cambios indispensables.

(De la primera parte de la lección diaria de Cabalá del 21 de Julio 2010, Artículo, Y se hizo la noche y se hizo el día.)

Material Relacionado:

Nacer a tiempo

¿La luz infinita o la oscuridad infinita?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *