Ciegos guiando ciegos

Dr. Micharel LaitmanOpinión (Slavoj Žižek, filósofo esloveno y crítico cultural, profesor en el European Graduate School): «La idea es que en una situación económica compleja como la actual, la mayoría de las personas no están calificadas para decidir, ellas no son conscientes de la catastrófica consecuencias que se derivarían si sus demandas fueran satisfechas».

«Esta línea de argumentación no es nueva. En una entrevista en la televisión hace un par de años, el sociólogo Ralf Dahrendorf relacionó la creciente desconfianza en la democracia por el hecho de que, después de cada cambio revolucionario, el camino hacia una nueva prosperidad lleva a través de un «valle de lágrimas». Tras el fracaso del socialismo, uno no puede pasar directamente a la abundancia de una economía de mercado exitosa: limitados, pero reales, el bienestar y la seguridad socialista tienen que ser desmantelados, y estos primeros pasos son necesariamente dolorosos. Lo mismo ocurre con Europa Occidental, donde el pasaje que va del estado de bienestar posterior a la segunda guerra mundial a la nueva economía global implica renuncias dolorosas, menos seguridad, menos atención social garantizada. Para Dahrendorf, el problema está encapsulado por el simple hecho de que este pasaje doloroso a través del «valle de lágrimas» dura más que el período promedio entre las elecciones, de tal manera que la tentación es grande en cuanto a posponer los difíciles cambios por ganancias electorales a corto plazo.

«Para él, el paradigma aquí es la decepción de los grandes estratos de los países post-comunistas con los resultados económicos del nuevo orden democrático: en los días gloriosos de 1989, ellos equipararon la democracia con la abundancia de las sociedades de consumo occidentales, y 20 años más tarde, con la aun faltante abundancia, ahora culpan a la propia democracia. …»

«Lo nuevo hoy es que, con la crisis financiera que comenzó en 2008, esta misma desconfianza en la democracia, una vez limitada solo a los países del tercer mundo o países post-comunistas en desarrollo, está ganando terreno en el desarrollado Occidente mismo: lo que hace una década o dos eran consejos condescendientes con los demás ahora nos concierne a nosotros mismos».

«Lo menos que se puede decir es que esta crisis ofrece una prueba de que no es el pueblo, sino que son los propios expertos quienes no saben lo que están haciendo. En Europa Occidental estamos atestiguando efectivamente una creciente incapacidad de la élite gobernante, ellos saben cada vez menos cómo gobernar. Miren cómo Europa está ocupándose de la crisis griega: poniendo presión sobre Grecia para que pague las deudas, pero al mismo tiempo, arruinando su economía a través de medidas de austeridad impuestas y asegurarse así de que la deuda griega nunca sea reembolsada. …»

«Y allí reside el verdadero mensaje de las «irracionales» protestas populares en toda Europa: Los manifestantes saben muy bien que ellos no saben; estos no pretenden tener respuestas rápidas y fáciles; pero lo que sus instintos les dicen, no obstante, es cierto, que aquellos que están en el poder tampoco lo saben. En la Europa actual, el ciego guía al ciego.

Mi comentario: El proceso de crecimiento debe irrumpir en los países líderes para obligarlos a los dirigentes a reconocer su incapacidad de entender y controlar lo que está sucediendo. Al mismo tiempo, más personas reconocerán la necesidad de cambiar su actitud hacia sí mismas y hacia el mundo, al sentir la necesidad de cambiar no al mundo, su manejo, sistema, sino de cambiar en primer lugar al ser humano, por la vía de una amplia implementación de un curso corto (2-3 meses) de educación integral, para crear conciencia en la población general del nivel al cual nos obliga a elevarnos la naturaleza. Después de eso, es posible introducir reformas graduales en todos los niveles y sistemas de la sociedad.

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