Constructores del nuevo mundo

El propósito de la conexión es la conexión de todas las criaturas, toda el alma rota de Adam HaRishón. Necesitamos revelar la escala de este rompimiento, su apariencia, profundidad y carácter. Después de todo, no fue una piedra sin vida lo que se rompió, sino un sistema construido, similar a la Luz, HaVaYaH. El sistema se rompió debido al hecho de que un deseo se reveló en él, que era contra HaVaYaH, contra el deseo del Creador, que era llenarlo.

El rompimiento ocurrió entre dos fuerzas opuestas —las únicas que existen en la naturaleza. Por lo tanto, para intentar conectar, se requiere un ataque a la conexión. Finalmente, no estamos listos para dar un paso en su dirección; algo en el corazón y en la mente no nos permite hacerlo. Y no entendemos qué nos falta para alcanzar esto.

Hay muchos sistemas, fuerzas, campos de fuerza que nos repelen, no nos permiten acercarnos a la conexión. Los guardianes nos tumban cuando intentamos escalar la montaña del palacio real. Y nos sentimos totalmente sin fuerza. El deseo se ha despertado, pero no hay nada de fuerza para su realización; falta el entendimiento y falta la perseverancia. A cada momento, hay necesidad de dirigirnos al Creador, como está escrito: “Y los hijos de Israel suspiraron por el trabajo”. Hasta que obliguemos al Creador a terminar este trabajo nuestro y lleve a cabo la acción de nuestra conexión.  

El trabajo es contra las fuerzas negativas que el Creador nos quiso revelar. Conforme se revela la ventaja de la Luz, a partir de la oscuridad, y en contraste con la fuerza negativa, podemos descubrir las fuerzas positivas que ya están directamente representando la fuerza del Creador: la fuerza de unidad, otorgamiento y amor. Entonces, creamos desde nuestro lado, nuestra primer HaVaYaH . HaVaYaH desciende de arriba a abajo y nuestra HaVaYaH, por el contrario, se eleva de abajo hacia arriba; y de esta forma, nos complementamos mutuamente. Habiendo construido la vasija para la primer HaVaYaH, revelamos el nombre del Creador en todos los mundos.  

Esto no es sólo un ataque a la conexión, sino la construcción de sistemas completos, la adquisición de deseos adicionales, el entrenamiento a lo largo del camino, descubriendo lo que nos obstaculiza y lo que nos ayuda. Debemos construir un estado completo, un nuevo mundo. De hecho, este es el único y más importante trabajo que existe en toda la realidad y estamos ahora intentando realizarlo en el marco de la última generación, por primera vez en la historia.1

Existen sólo dos sistemas, dos formas y ninguna existe sin la otra. “El beneficio de la Luz llega sólo a partir de la oscuridad”, pero la Luz revela el beneficio de la oscuridad. El bien y el mal siempre pelean por un hombre hasta que se complementan mutuamente. El deber del hombre es reconciliarlos. Por lo tanto, cada uno está creciendo constantemente en relación al otro. El bien no puede crecer sin el incremento del mal; y el mal no puede crecer sin el incremento del bien, parecido a la corriente eléctrica, que fluye sólo si hay una diferencia potencial en el sistema: el negativo y el positivo. Sólo al trabajar juntos sobre la resistencia común entre ellas, es que estas fuerzas pueden manifestarse.

Por lo tanto, en la naturaleza no hay una sola fuerza. Es posible que la fuerza opuesta esté oculta e invisible a nosotros. Pero es imposible actuar sólo con la fuerza del bien, sin el acompañamiento del mal. Y la fuerza del mal, también, no será revelada sola. Donde el mal se revele, la fuerza del bien siempre yace en algún lugar.

Nuestro trabajo es llevar estas fuerzas a la revelación de una respecto a la otra, descubrir su oposición y las condiciones bajo las cuales se pueden conectar y enlazar mutuamente. Y entonces, podemos utilizar ambas fuerzas para un propósito.

El Creador no nos manda ninguna fuerza buena o mala. Pero nosotros, las criaturas, sólo podemos revelarlo a Él, mediante el uso de estas dos fuerzas. Vemos la luz sólo en el contexto de la oscuridad, sentimos la fuerza de otorgamiento y amor, sólo en contraste con la fuerza de recepción y odio. Por lo tanto, necesitamos tratar estos dos conceptos básicos en la misma forma. Al final, requerimos elevarnos por encima de la fuerza del mal y la fuerza del bien, la fuerza de recepción y la fuerza de otorgamiento, la fuerza de la oscuridad y la fuerza de la Luz, para revelar al Creador por encima de ellas y darle contento a Él.  

Por lo tanto, es imposible preferir una fuerza a otra. Sólo cuando estamos por encima de ellas y no nos relacionamos a ninguna de ellas, es el estado correcto.2
De la primera parte de la lección diaria de Cabalá 11/jun/18,  sobre el tema: “Ataque a la conexión”

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