Control dual de un poder único

Dr.Michael LaitmanComo resultado de nuestro trabajo en un grupo, en el estudio y en la difusión, tenemos que alcanzar un estado tal en el que sintamos que estamos bajo el control de dos autoridades, de dos fuerzas. Un control es el control de nuestro ego, la inclinación al mal, el rey de Egipto Faraón que nos mantiene en la esclavitud.

Pero a veces, dependiendo más o menos del avance de la persona, se descubre también otro control: la inclinación al bien, el poder de otorgar, el anhelo por salir de uno mismo hacia el otro, hacia los amigos, hacia la unidad, la conexión, y así sucesivamente.

La persona está en medio de ese poder dual, bajo el control de dos ángeles: la inclinación al bien y la inclinación al mal que lo sujetan por las manos a ambos lados y lo guían hacia la meta de la creación. Ciertamente, la inclinación al mal también actúa de acuerdo al programa del Creador y le ayuda a la persona a avanzar de forma independiente, ejercitándole su libertad de elección.

Si ella no tuviera libertad de elección, sería como una bestia y no un Adam (hombre). Por medio de la aclaración por sí misma de la utilización de la inclinación al mal y de la inclinación al bien, del poder de la recepción y del poder del otorgamiento, y de la elección con respecto a la forma de avanzar con la mezcla correcta entre ellos, ella se construye a sí misma como un Adam en semejanza al Creador.

La conexión entre la inclinación al mal y la inclinación al bien comienza desde el primer acercamiento junto con el Creador a Faraón. La persona comienza a establecer estas dos fuerzas uno en contraposición a la otra. Las dos fuerzas están bajo su autoridad. Ella misma decide según su estado interno, cuál de ellas la maneja ahora y puede incluso pasar de un control al otro control en el hecho de que elige quién tiene el control sobre ella y por qué, si ella es capaz de hacerlo o si requiere de la ayuda de la fuerza más elevada.

Faraón quiere controlar, y si la persona está de acuerdo con la inclinación al mal que la separa del Creador, entonces ella realmente está en el exilio de Egipto. Es decir, que le atribuye algún tipo de control independiente a su inclinación al mal y dice que no está dispuesta a resistirla y se encuentra en la servidumbre completa a éste.

Por supuesto, si la persona piensa de esta manera, es una señal de que ella es esclava. Pero todo depende de la persona misma. Ella decide y determina en qué forma Faraón la utiliza o si ella usará a Faraón.

Y todo este trabajo fue para revelar que no hay otra fuerza involucrada, como está escrito: «Yo, Yo mismo, y no un mensajero». La persona aclara que el Creador está por encima de las dos fuerzas, más allá tanto de la inclinación al bien como de la inclinación al mal. Estas dos fuerzas vienen desde Arriba. A través de las dos fuerzas, de la inclinación al bien y de la inclinación al mal que se le revelaron a ella alternativamente, la persona llega a la conclusión y a la decisión finales de que hay una fuerza más allá de esto que juega con ella a través de estos dos ángeles: la inclinación al bien y la mala inclinación.

A veces una de ellas le llega a la persona y a veces le llega la otra, es por esto que uno siente que es arrojado de un extremo al otro en dos direcciones. Pero así se forma una relación tanto con esa fuerza como con la otra fuerza, y en última instancia con el poder superior, con el Creador.
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De la 1° parte de la lección diaria de Cabalá del 4/02/14, Escritos de Baal HaSulam

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