“¿Cuáles son las prohibiciones del Tercer Mandamiento?”

Entérate de la respuesta a éste y otros cuestionamientos planteados en la sección de Preguntas y respuestas al Dr. Michael Laitman en Quora.

Michael Laitman, en Quora: 

 

“¿Cuáles son las prohibiciones del Tercer Mandamiento?”

Según la sabiduría de la Cabalá, la prohibición equivale a la imposibilidad.

En consecuencia, el tercer mandamiento, “No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano”, significa que no podemos reproducir el nombre del Creador, porque hacerlo requiere que seamos similares al Creador. En otras palabras, es imposible alcanzar la percepción y sensación del Creador si no es cultivando Su cualidad con nuestra conexión con los demás.

¿Cómo funciona? Nuestra naturaleza innata es egoísta, el deseo de beneficio propio y la cualidad del Creador es la opuesta, de amor y generosidad. Por eso, solo podemos revelar al Creador si cambiamos nuestra cualidad egoísta innata por una de amor y entrega, similar al Creador.

Dado que el Creador está oculto a nuestra naturaleza egoísta innata, no podemos establecer conexión directa con Él; viviríamos fantasía e imaginación. Necesitamos ejercitar la cualidad de amor y generosidad en conexión con los demás, para poder examinar y trabajar más tangiblemente en nuestra actitud.

 

“¿Cómo pueden los humanos superar su naturaleza animal?”

Hay tres pasos clave involucrados en los humanos que se elevan por encima de la naturaleza animal:

  1. Reconocer que “ama a tu prójimo como a ti mismo” es la ley integral de la naturaleza que tenemos que alcanzar y la naturaleza nos hará alcanzarla de una forma u otra, es decir, ya sea con nuestra propia participación consciente, donde progresamos hacia esa ley con placer y con conciencia, percepción y sensación siempre crecientes; o sin nuestra participación consciente, donde el sufrimiento creciente nos impulsará a reconocerla ley.
  2. Tenemos que examinar hasta qué punto nuestra naturaleza es opuesta a la ley natural. Está escrito acerca de nuestra naturaleza que “la inclinación del hombre es mala desde su juventud”. En otras palabras, nuestra naturaleza animal, inicialmente no toma en consideración a nadie más que a sí misma y ​​esa cualidad es mala. Es mala porque nos hace disfrutar al hacer daño a los demás. El placer de dañar a otros es una cualidad de la naturaleza animal de la gente y no debe confundirse con la naturaleza de los animales, donde algunos dañan a otros por necesidad de supervivencia. En nuestro caso, más allá de nuestras necesidades de supervivencia de alimento, sexo, familia y vivienda, la naturaleza animal nos desarrolla aún más al hacernos desear lo que otros tienen -recibir, comprar e incluso robar- hasta el punto en que disfrutamos haciéndolo sin que haya ningún otro beneficio para nosotros. En otras palabras, nuestra naturaleza animal se desarrolla hasta un punto en el que puede que no necesitemos nada de lo que tienen los demás, pero disfrutamos despojándolos de lo que tienen.
  3. Pasamos por diferentes formas de reconocimiento del mal, es decir, entendemos diferentes magnitudes del mal en nuestra naturaleza animal. Es decir, la segunda etapa es el mero conocimiento de la oposición de nuestra naturaleza animal a la naturaleza. Podemos tener un conocimiento de calidad y aun así disfrutar siendo malvados. El reconocimiento del mal es una etapa más desarrollada en la que entendemos y sentimos que nuestra naturaleza animal malvada en realidad nos daña, a nosotros mismos y en la medida en que lo reconocemos, corregimos nuestra naturaleza animal y comenzamos a elevarnos por encima para alcanzar la naturaleza superior de amor, otorgamiento y conexión. Es el proceso de «corrección» de nuestra naturaleza y hay un método específico que lo guía hasta el pleno logro de la ley de la naturaleza, es decir, hasta elevarse por encima de nuestra naturaleza animal y convertirse en humano, un ser con una intención similar a la ley de la naturaleza de amor, otorgamiento y conexión.

 

“¿Qué es la libertad?”

La libertad es un estado en el que nos elevamos por encima de nuestros límites restrictivos y damos todo lo que podemos en beneficio de la sociedad. Hacerlo nos da la oportunidad de sentirnos absolutamente libres de toda restricción.

¿Por qué somos libres cuando damos todo lo posible en beneficio de la sociedad? Porque no sentimos los límites de nuestra naturaleza egoísta, el deseo de disfrutar a expensas de los demás y de la naturaleza, porque lo usamos con la intención de otorgar, es decir, con el deseo de beneficiar a los demás y a la naturaleza.

Adquirir la intención de otorgar por encima de nuestra naturaleza egoísta, se logra con el ejercicio de la generosidad y la conexión positiva en la sociedad, es el propósito de la vida. Cuando adquirimos la nueva intención de otorgar por encima de nuestro deseo innato de recibir, accedemos a un estado de eternidad y perfección: plenitud ilimitada, percepción completa y conexión total con los demás y la naturaleza.

 

“¿Cuál es el mensaje detrás del arca de Noé?”

Está escrito en la historia del Arca de Noé que todos vivían en paz en el arca. Porque el arca representa la cualidad espiritual de Biná, es decir, la cualidad de otorgamiento puro, que envuelve y sostiene todo dentro de sí misma. Al escondernos en esa cualidad, nos salvamos del diluvio, que representa el gran ego, el deseo de disfrutar a expensas de los demás y de la naturaleza, opuesto a la cualidad de otorgamiento, que engulló el arca, fuera de sus paredes y aparece en varias formas terribles: erupciones volcánicas, huracanes, tsunamis, ventiscas e incendios.

El arca protegía a todos los que estaban dentro. Querían salvarlo. El mensaje es que mientras más protejamos el arca, más nos protegerá ella, porque el arca es la cualidad espiritual de Biná: otorgamiento puro. Entrar en esa cualidad es como entrar en un útero: nos protege de influencias externas negativas y dañinas.

La miríada de problemas y crisis que vive la humanidad surgen del exagerado egoísmo humano. Si construimos un arca y no nos comemos unos a otros, sino que habitamos pacíficamente, en nuestro pequeño mundo donde todo y todos son completamente interdependientes, nos salvaremos. De lo contrario, nos sucederá lo que les sucedió a los que quedaron fuera de los muros del Arca de Noé: nuestra actitud egoísta mutua eventualmente nos ahogará.

 

“¿De dónde vienen los sueños?”

Los sueños son impresiones del mundo material u otras diversas corrientes errantes en nuestro subconsciente, que vemos en nuestra mente.

Los flujos errantes o corrientes de información y la reestructuración celular del cerebro, provocan los sueños. Es importante mencionar que los sueños se relacionan únicamente con la fisiología de nuestro cuerpo animal, no tienen nada que ver con la espiritualidad.

Los sueños descritos en las fuentes cabalistas, como los del faraón o los de Jacob, se refieren a un logro parcial del mundo espiritual. Además, estos sueños no tienen nada que ver con mostrarnos señales del futuro. La sabiduría de la Cabalá no trata con esos conceptos. Asimismo, los sueños no pueden ser usados para el desarrollo espiritual, eso requiere claridad y esfuerzo absoluto, para conectarse con los demás y con el equilibrio de la naturaleza.

 

“¿Cuál es el significado de la imagen de Dios?”

Nuestra actitud hacia ciertas personas y cosas conduce a diversas imágenes y comportamientos.

Representamos la imagen del Creador en Su actitud hacia los seres creados. Podemos hacerlo en relación con los niveles, inanimado, vegetal y animal de la naturaleza, pero principalmente lo hacemos en relación con los demás, el nivel humano. Cuando aspiramos a aplicar la actitud del Creador hacia los seres creados en nuestras conexiones humanas, ensamblamos gradualmente la imagen del Creador.

El Creador es la fuerza general de la naturaleza, inmaterial, inanimada y por encima de la más elevada de nuestras imaginaciones. La sabiduría de la Cabalá estudia esta fuerza que nos maneja y lo que desea de nosotros.

 

Basado en el video “Estados espirituales” con el cabalista Dr. Michael Laitman y Michael Sanilevich. Escrito/editado por estudiantes del cabalista Dr. Michael Laitman.

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