Todo el tiempo estoy imaginando la red de nuestra conexión. Se desaparece, pero sigo hilándola en mi consciencia, una y otra vez hasta que se queda en mi cabeza y se convierte en parte de mi vida.
Ahora vivo en esta sensación constante, en la iluminación continua de nuestra unión. Y después quiero no sólo observar este a unión desde fuera, sino entrar al interior para que mi mundo se convierta en el sistema global de la unión de cada uno y de todos. La contemplación se sustituye con la participación. Penetro más profundo y empiezo sentirme dentro de la unión de los amigos.
Entonces llega la resistencia de los pensamientos, deseos y acciones ajenas y yo los selecciono y veo en dónde todavía no estoy corregido, no me encuentro unido con los demás. Ellos me muestran las cualidades en las cuales está ausente la conexión y yo corrijo mis defectos.
Esto me da más fuerzas, más sensaciones y más razón, más detalles en la imagen de este mundo y de este modo avanzo. Lo más importante es dibujar delante de mi visión intelectual una red unida. Esto es suficiente y el resto llegará por sí mismo.
(25660 – De la lección según el artículo de Rabash, correspondiente al 02 de noviembre 2010).