El clamor de la persona que está ahogándose en el pantano

Rabash, «Una verdadera plegaria es debido a una verdadera deficiencia»: Cuando la persona quiere observar la Torá y Mitzvot (mandamientos), con el fin de otorgarle al Creador, es natural que el cuerpo no se mueva si no ve ninguna recompensa en ello. Entonces no hay forma de que trabaje por el bien de los Cielos ni por su propio bien. Aquí comienza el exilio, es decir los sufrimientos, que no importa cuán duro trabaje, él no ve que avance, sino que todo está basado en el auto amor.

Resulta que el sufrimiento y el dolor que experimenta se deben a que no puede trabajar para el Creador. Él quiere trabajar con el fin de otorgar y el cuerpo, que está totalmente esclavizado por las cáscaras no lo deja dirigirse hacia esta meta. Entonces clama al Creador por ayuda, ya que ve que está en el exilio entre las cáscaras y que estas lo dominan, y no ve una salida para poder ser libre del dominio de ellas.

Entonces su plegaria es llamada una verdadera plegaria, ya que no está en el poder de la persona el dejar este exilio…y ya que esto está en contra de la naturaleza, sólo el Creador puede sacar a Israel de este exilio.

La persona pasa internamente por los estados de exilio y redención, en su actitud hacia su naturaleza y hacia el Creador; existen esas dos fuerzas, dos metas por las cuales la persona puede trabajar y dirigirse hacia ella: ya sea por el beneficio propio o por el beneficio del Creador.

Ella sabe instintivamente lo que significa trabajar por su propio beneficio y lo hace naturalmente. Entonces comienza a criticarse. Este reconocimiento usualmente viene del trabajo en el grupo, en el estudio, en la diseminación, de usar todas las opciones para atraer la Luz que Reforma hacia ella.

Después la persona ve que todas sus intenciones y preferencias, todos sus movimientos estaban dirigidos sólo a su propio bien. Mientras tanto determina sólo este hecho, como un psicólogo que entiende que esta es su naturaleza. Pero si ella comienza a no estar de acuerdo con esto, esta es ya una influencia desde Arriba, un verdadero llamado de Arriba.

Así la persona comienza a sentir que está en exilio. Mientras más trata de dejar de trabajar por su propio bien en diferentes situaciones y de cambiar hacia el otorgamiento a otros, al Creador, siente que está más en exilio, bajo el dominio del Faraón.

Si lucha activamente y trata de dejar su intención de recibir para no pensar constantemente en sí misma, entonces sucede lo contrario, y se hunde más profundamente en su ego, como en un pantano. Mientras más intentos hace ella por salir del pantano, más la engulle este.

¡Ella clama y no obtiene respuesta! Al contrario, la Luz que viene y que aparentemente reforma, le muestra más claramente cuán inmersa está en su deseo de recibir que ha absorbido todo hasta las más sutiles preferencias, pensamientos, y deseos. Previamente no veía que ella fuera tan egoísta y ahora lo descubre más y más en gran detalle.

Ella ve que está totalmente en Egipto, pensando y preocupándose sólo por sí misma.

Mientras más trata de salir del exilio, más se hunde en este, hasta que «y los Hijos de Israel suspiraron por el trabajo», lo cual significa que ha llegado a tal callejón sin salida que lo único que puede hacer es clamar…

La persona clama cuando ve que no hay otra manera de cambiar por sí misma su situación. Esto es llamado una verdadera plegaria, en la cual en respuesta obtiene la fuerza de otorgamiento, la fuerza de la intención de actuar por el bien de otros. A esto ella le llama redención.

(92810 – De la preparación para la lección diaria de Cabalá del 13 de noviembre del 2012)

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