El Creador ante los ojos del ser creado

Estamos separados del Creador sólo por un diminuto punto negro dentro de la Luz infinita, que es considerado como «existencia de la ausencia» (Yesh Mi Ain). Este es, de hecho, la base misma de toda la creación, la nueva realidad «a partir de la ausencia». El resto es «a partir de la existencia», del Creador.

Este punto es creado por el Creador, mientras que toda la «existencia» (Yesh), que se agrega a este punto, debe venir de nosotros, de nuestro propio esfuerzo. Por lo tanto, al final, alcanzamos similitud con el Creador, adhesión, el nivel de igualdad al Suyo.

En primer lugar, este punto de la creación evoluciona en cuatro etapas de la expansión de la Luz directa, por lo que estos cuatro grados de otorgamiento inculcan todos los fundamentos en el punto «desde la ausencia». Por parte de la Luz, son necesarias más acciones, esto es suficiente. El resto surge como reacción de este punto que recibió una impresión de la Luz, absorbió sus propiedades, y es capaz de actuar por su cuenta el mismo.

Así, desde el mundo del Infinito, del estado en el que se fusionó con la Luz, comienza a retirarse a nuestro mundo a través de las diez «Sefirot de ocultamiento» (Sefirot Blima) que absorben (Bolim) la Luz hacia el interior, hacia adentro de la criatura. Debido a esto, la criatura crece desde el punto opuesto al Creador, alcanzando la mayor distancia posible de Él, lo cual es considerado como «este mundo».

Este retirarse (tanto cualitativa como cuantitativamente) abarca todas las propiedades y lugares. Como resultado, el ser creado no tiene la cualidad que se ajuste a la del Creador en el más mínimo grado. Creemos que esto significa una caída, un descenso, el retirarse, la oscuridad, pero es todo lo contrario. ¡Es el desarrollo de nuestra naturaleza, el punto más negro creado por el Creador!

Este desarrollo es necesario para revelar cuan opuesto es este punto de «ausencia» a la existencia, a lo que «existe». Es lo que alcanzamos de este descenso completo, aunque no todo a la vez, sino con el tiempo, al descender más y más, después de alcanzar «este mundo» y de experimentar el desarrollo de nuestro egoísmo, es decir, de darnos cuenta de que somos opuestos al Creador. De tal modo, pasamos a través de los niveles inanimado, vegetativo y animado de la naturaleza, hasta llegar al más bajo, el «humano».

Un ser humano se da cuenta de que está lejos y opuesto al Creador y concluye que esto es el mal. A partir de la conciencia del mal, él continúa estudiándose a sí mismo y al Creador aún más, ya que el «beneficio de la Luz proveniente de la oscuridad», y entiende que es necesario ser corregido. De esta manera, llega a la verdadera oposición con el Creador.

Cuando él comienza su corrección, por un lado, comienza a ascender de vuelta al mundo del Infinito al igualarse con el Creador. Por otro lado, incluso mientras lo hace, él alcanza cada vez más la revelación de lo opuesto que él es al Creador.

Sólo en el final de la corrección (Gmar Tikun), cuando regresa al punto inicial, Maljut del Infinito, gana la comprensión completa, el conocimiento y experimenta que significa la existencia (Yesh), la propiedad del Creador.

(42526 – De la 1º parte de la lección diaria de Cabalá del 5/8/2011, «Todo aquel que sufre por el público»)

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