Hay un lugar para cada cosa

Incluso en el mundo material que no tenemos ninguna oportunidad de convertirnos en una nación que vivimos en nuestro propio país, en nuestra propia tierra a menos que primero nos corrijamos espiritualmente. Sólo las fuerzas que descienden de arriba construyen las condiciones materiales para nosotros aquí.

En general, debemos tratar de entender, con lo mejor de nuestra capacidad, qué es el mundo material. No es una meta, sino el medio externo más pequeño, para comenzar el ascenso. En esta realidad material extremadamente errónea que yace en el nivel más bajo, debemos empezar a realizar el trabajo de unificación con el fin de entrar en el mundo espiritual.

 Después de eso nos volveremos hacia todas las otras naciones y les mostraremos este trabajo para que ellas también se unan entre sí. Como resultado, todos nosotros, el mundo entero se convertirá en un todo único, en una sola familia, y entonces ascenderá a su nivel espiritual. Esa es la única manera en la que realizaremos nuestra predestinación, el propósito para el cual existimos.

Tenemos que darle a todo su debida importancia: nuestro mundo en comparación con el mundo espiritual, la nación material de Israel en comparación con su análogo espiritual, el estado material de Israel en relación con la tierra espiritual de Israel. Cada cosa debe tener su propio lugar de acuerdo con la meta final. Precisamente esto determina la importancia de un objeto y los medios para utilizarlo.

(42701 – De la 4 º parte de la lección diaria de Cabalá del 5/10/11, «Herencia de la tierra»)

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