El motor del progreso está muerto

Dr. Michael Laitman1Baal HaSulam, «La paz»: Y la humanidad ya se ha arrojado a sí misma a la extrema derecha, como en Alemania, o a la extrema izquierda, como en Rusia. Pero no sólo no alivian la situación para sí mismos, sino que han empeorado la enfermedad y la agonía, y las voces se elevan hacia el cielo, como todos sabemos.

Hoy todos los medios que fueron útiles en el pasado no son válidos. No hace ninguna diferencia cómo elijamos avanzar, qué planes hagamos, o a qué recomendaciones o innovaciones lleguemos. Con el tiempo todo esto sólo profundizará la crisis en que estamos, obligándonos a perder nuestras fuerzas en vano, y a aumentar el dolor y el sufrimiento.

Entonces, ¿qué podemos hacer? Un hombre sabio trata de identificar por adelantado todo el proceso de principio a fin, con respecto a una meta predeterminada. Si hacemos esto, sin duda nos ahorraremos el dolor y seguiremos el camino que aun así nos llevará al mismo resultado.

Por otro lado, mientras sigamos aplazando la única corrección posible, las fases desagradables sólo se estirarán y se prolongarán. Si seguimos avanzando a lo largo del plano egoísta corpóreo, elevamos nuestro ego cada vez y superamos los malos estados que se revelan. Nuestro ego sigue creciendo y nos inventa cada vez innovaciones tecnológicas, medios de comunicación, o legislación más sofisticados.

En vez de un rey, tenemos un parlamento; ahorramos dinero en cuentas bancarias y damos prioridad a las empresas privadas. ¿Por qué es así? Con el fin de darles a las personas diferentes oportunidades para llenar el deseo egoísta y seguir avanzando de este modo. Estamos en un movimiento perpetuo, y en cada nivel descubrimos su inutilidad en el momento en que no podemos satisfacer las demandas de nuestro deseo de desarrollarnos por nosotros mismos y esto nos obliga a mantener en el desarrollo.

Hoy en día, el deseo ha alcanzado un cierto nivel de saciedad y ahora podemos decidir qué hacer con él. Sin importar por qué medios lo intentemos, no tenemos éxito. La materia, el deseo de recibir, que ha sido la base para el desarrollo de la sociedad humana durante miles de años, ya no es fructífera. La competencia ya no puede ser el motor del progreso.

Estamos en busca de nuevas direcciones, tratando de entender qué más podemos hacer. Pero no encontramos nada. No hay más oportunidades en la industria, el comercio o la ciencia. Nosotros mismos nos hemos llenado y agotado.

Por supuesto, preferimos creer que este es un callejón sin salida temporal en vez de pensar en un nuevo avance, pero hay un problema fundamental: Hemos desarrollado la sociedad sólo con el fin de utilizar la fuerza de nuestro ego. Hoy en día el ego ya no funciona.

Por lo tanto, no debemos continuar nuestro avance en las direcciones que hemos desarrollado hasta ahora. La fuerza egoísta, la base de nuestro progreso se ha agotado. Ya podemos ver que ha empezado a consumirse a sí misma.

En el pasado, la persona quería tener una familia, criar a sus hijos, construir una casa, y llegar a ser rica. Hace sólo una década o dos, estos objetivos y demandas eran claramente entendidos. Pero hoy en día, muchas personas no se sienten atraídas por ella. Los viejos valores han desaparecido de repente. Por tanto, es mejor sentarse y fumar un porro, lo cual se ha vuelto prácticamente legal, y eso es todo.

La humanidad ha perdido los pilares de agarre y de apoyo del ego, los cuales han sido nuestro motor de progreso a lo largo de la historia. A pesar de que los gobiernos y los medios de comunicación todavía se las arreglan para desdibujar la realidad, realmente no hay ninguna otra parte hacia la cual podamos avanzar.

Si seguimos a aferrándonos a la cima y profundizando cada vez más en la piscina de disminución de las menor oportunidades, los problemas sólo aumentarán. Cuanto más sigamos avanzando por este camino, más rápido será nuestro desarrollo negativo. El mal uso del ego y su uso excesivo en nuestros tiempos eventualmente nos muestra que ya no funciona. La inutilidad del amor propio está haciéndose evidente.

Ya vemos los cambios de conducta en las relaciones entre las personas y los países. Muchos ni siquiera quieren pensar racionalmente si esto es bueno o malo para ellos, sino que simplemente actúan desde sus impulsos y prefieren no pensar en los resultados. Por lo tanto el comportamiento egoísta común está cambiando gradualmente.

Esta es una fase muy peligrosa, dado que puede llevar a una explosión en cualquier dirección posible. Por lo tanto, la sabiduría de la Cabalá está revelándose, y aunque aparentemente sea una cosa artificial, no natural para nosotros, en realidad es lo correcto y natural.

Si ya hemos agotado nuestro impulso egoísta humano para avanzar y desarrollarnos, entonces solo nos queda una cosa por hacer: Ascender al siguiente nivel que está por encima del amor propio. Hay otra fuerza en el mundo, además de la fuerza de recepción, se trata de la fuerza de otorgamiento. Entonces, ¿por qué no establecer una nueva humanidad sobre la base de este atributo? ¿Por qué no establecer nuestras relaciones con base en ella? Usemos la segunda fuerza en la naturaleza. Nosotros no debemos seguir ignorando el otorgamiento. Siempre ha estado a nuestra disposición, pero no sentimos la necesidad de ella, debido a que el ego nos empuja hacia adelante y considera redundante a la fuerza del otorgamiento.

La fuerza de recepción arde en nosotros cada vez más y nosotros ni siquiera pensamos que el otorgamiento nos ofrecía mayores oportunidades para avanzar. Esto se debe a que con la ayuda de otorgamiento, usamos las vasijas externas del entorno, que son los deseos, los alcances, las conexiones y la gran mente, la gran fuerza que está en el exterior. Ni siquiera pensamos que podíamos desarrollarnos a lo largo del camino positivo con la ayuda de la fuerza de otorgamiento.

El otorgamiento está basado en el beneficio mutuo. Este abre perspectivas infinitas porque la humanidad finalmente puede unir fuerzas en vez de perderlas en luchas internas, porque en realidad es la separación la que nos debilita. Es como una pareja rica que se divorcia y sus abogados obtienen todo su dinero. Finalmente las dos partes se quedan sin nada en comparación con lo que tenían antes.

En general, la competencia y la ambición nos ayudan a avanzar sólo si no competimos directamente entre nosotros sino sobre la base del odio mutuo, más bien, si en vez de ello hacemos esto en el plano conceptual, en aras de la humanidad. Hoy en día la competencia entre nosotros es quién es mejor y de quién es la mejor mercancía. En este tipo de lucha cada uno quiere acabar con la competencia, lo cual es un estado destructivo, no constructivo. En tales casos no es el bienestar general lo que gana y por lo tanto es perjudicial para todos nosotros.

Ahora hemos comenzado un período de competencia destructiva. Como resultado, el ego empieza a consumirse y se convierte en una enfermedad que destruye a las personas. En el pasado el ego era la fuerza de desarrollo, pero ahora se ha convertido en una fuerza destructiva.

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De la 4° parte de la lección diaria de Cabalá del 10/26/14, Escritos de Baal HaSulam

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