El mundo en una encrucijada

Hoy, hablaremos sobre la crisis que afecta a toda la humanidad y de la posible solución que ofrece el método de educación integral.

La humanidad ha entrado en un período difícil y ha ingresado en un estado en el que se siente completamente perdida.

Por lo menos, las personas que se ocupan de la sociedad, la familia, la educación, crianza y problemas públicos, gubernamentales y sociales; no pueden encontrar soluciones a los problemas que surgen en la actividad individual de la sociedad y el gobierno. Nos encontramos en un estado que no podemos entender.

Sin embargo, en los últimos años (79-80 años), los científicos sospecharon lo que iba a pasar. A partir de la década de 1920, aparecieron los primeros artículos sugiriendo que el mundo estaba entrando en un área completamente diferente de desarrollo, que fue aumentando a un nivel totalmente diferente: el nivel de desarrollo integral. Muchos investigadores escribieron acerca de esto. En la década de 1960, el famoso Club de Roma habló sobre esto, así como muchos otros investigadores y organizaciones.

Y hoy en el proceso de la crisis, hemos llegado a un estado muy profundo desde el cual no podemos encontrar la manera de salir.

Anteriormente la crisis tocó sólo los problemas de crianza y educación de los niños. Estábamos descontentos con lo que sucedía, pero de alguna manera lo sobrellevamos, aunque vimos que las escuelas no educaban a los niños, que nuestros hijos soportaron acoso, violencia y abusos en la escuela. Pero nosotros lo toleramos.

Entonces comenzamos a notar cómo de repente las personas dejaron de preocuparse por la familia y la familia comenzó a desintegrarse, lo que no sucedió hace 100 a 200 años atrás. A lo largo de la historia de la humanidad, era aceptado que la persona viviera en una familia con sus padres y luego formara su propia familia; entonces, sus hijos lo hicieron y todos estaba unidos en un hogar común, pero ahora todo está experimentando una decadencia importante. La gente comenzó a divorciarse, los niños a alejarse de sus padres, la gente no quiere casarse o formar una familia. Esto también es una crisis porque este fenómeno no es natural para nosotros, para las personas.

¿Y qué pasará con las generaciones futuras? Ya estamos enfrentando un problema demográfico donde los ancianos superan a los jóvenes. Y quién sabe quién les proveerá para su vejez. ¿Qué sucederá contigo si no tienes hijos? ¿Quién te proporcionarán ayuda?

Las personas ni siquiera piensan que una generación es compatible con la otra. Al menos, son necesarias tres generaciones: los ancianos, los padres y los niños para que se apoyen, eduquen los unos a los otros, transmitan conocimientos, cuiden del hogar; que los jóvenes cuiden de los ancianos y los ancianos transmitan sus valores de vida y experiencia. No hay nada parecido.

Entonces, hay problemas con las drogas y la depresión, la depresión es tan fuerte que los médicos de hoy la consideran la enfermedad número uno del siglo, no sólo la enfermedad en sí, sino también sus consecuencias. La causa, la raíz de la mayoría de las enfermedades en el mundo es la depresión, la ansiedad intensa, la separación y el desamparo.

La última crisis contiene una crisis en la ciencia, la educación, en todas las cosas. La crisis en la ciencia comenzó desde el punto en que dejamos de creer en la ciencia. Una vez, pensamos que a través de la ciencia alcanzaríamos a tener una buena vida, a conquistar el espacio, a habitar otros planetas y a tener posibilidades ilimitadas por delante. Y de repente, cerramos todos los programas espaciales; ya no estamos interesados en la exploración del espacio; no creemos que podamos encontrar algo allí. Al final, todo está paralizándose. La persona se siente deprimida; no quiere nada.

La última crisis es la crisis económica. Es la más dura y la más difícil porque afecta todos los aspectos de nuestras vidas. Alimentos, atención en salud, calefacción, seguridad, todo depende de la economía. Pero la economía se niega a operar; ya no funciona y no sabemos por qué. Las empresas cierran, se inflan «burbujas» financieras, y se producen todo tipo de malos manejos del dinero. Y todo lo que se suponía que iba desarrollarse positivamente, para nuestro beneficio, se vuelve contra nosotros.

Pero lo interesante es que nadie puede manejar esto, ni  los eminentes economistas, ni los políticos, pero nosotros estamos dispuestos a ayudarles porque no sobreviviremos sin la economía. Resulta que no sabemos qué hacer. Un gran número de altos políticos, jefes de estado, el G8, el G20 se reúnen y no pueden resolver nada. No saben qué hacer.

(73554 – De la Convención en Vilna del 22 de Marzo del 2012, Lección Preliminar)

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