El propósito de la creación, en breve

Aun cuando existimos en el espacio del mundo del Infinito, somos incapaces de percibir algo de este excepto por un diminuto punto negro, que no tiene consciencia ni siquiera de sí mismo. Así es como nos hizo el Creador. Y después comenzó a restringirse a Sí mismo. Al restringirse Él, nosotros nos manifestamos más y más.

El Creador se oculta de 100 a cero por ciento, formando los mundos de Adam Kadmon, Atzilut, Beria, Yetzira, Assiya, los 125 grados de restricción, el ocultamiento del Creador. Hasta este grado, la criatura y su mundo se revelan más y más, de cero a 100 por ciento, y esto constituye los grados de la criatura mediante los cuales se manifiesta más y más, hasta que se encuentra en nuestro mundo. Mientras tanto, el Creador está oculto.

Ahora, tenemos que llevar a cabo la corrección. Tengo que revelar gradualmente, paso a paso, al Creador, es decir descubrirlo dentro de mí a manera de no ser opuesto a Él, para que no exista una barrera que nos separe, de manera que yo abarque todas Sus cualidades, hasta que entren en mí, grado tras grado.

Podemos describirlo diferente: absorbo dentro de mí las propiedades del Creador, y estas entran dentro de mi punto, mi Reshimo (gen de información), más y más.

Lo más importante es adherirse a las definiciones precisas. Existimos en el mismo espacio, en el mismo lugar, en las mismas condiciones. De parte del Creador, de la Luz superior, nada cambia. Todo depende sólo de la forma en la que incorporamos Sus cualidades a nosotros mismos, las cualidades de amor y otorgamiento, de expansión y conexión ilimitada, de manera que todas las propiedades llamadas amor y otorgamiento que constituyen la naturaleza de la Luz, entren en nosotros. Entonces sentiremos el estado en el que realmente existimos.

No podemos cambiar nada: existimos en el mismo lugar, entre las mismas fuerzas. Existe un programa que nos hace avanzar hacia el desarrollo bajo la influencia de grandes presiones que sentimos desde el exterior y el interior. Pero podemos añadirle nuestro propio desarrollo, decidir que lo deseamos, y desarrollarnos rápidamente, de manera agradable, y con alegría. Esta es toda la diferencia.

Nadie nos ha preguntado ni al principio ni al final del proceso, nadie nos está tomando en cuenta, excepto esa fuerza mecánica que nos desarrolla. En realidad, el Creador no tiene sentimientos como nosotros, como está dicho: «La Luz ha sido entregada y no pude ser transgredida». Pero nosotros, como criaturas sensitivas y finas, podemos usar esta ley efectivamente para que nos ayude a desarrollarnos de forma rápida, agradable, y fácil.

En consecuencia, todo lo que hacemos es revelar una realidad perfecta, el mundo del Infinito, el Creador, y eso está sucediendo precisamente en nuestra generación.

(54970 – De la Lección 4, Convención de Cabalá en Toronto del 9/16/2011)

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