El virus se propaga a través de nuestros pensamientos

Si le permito a un pensamiento no amable acerca de otros salir y ser expresado y escuchado, le doy oportunidad de manifestarse. Si está dentro de mí, aún puedo suprimirlo, prohibir que salgan de mí, es decir, restringir mi inherente naturaleza egoísta. 

Un pensamiento negativo acerca de nuestro prójimo es como una acción. Pero puedo atrapar y detener un pensamiento, sin dejar que se manifieste y dañe a otros. Un pensamiento inicia una acción, incluso si no es un pensamiento material. Si le permito a un pensamiento no amable fluir y actuar libremente sin intentar controlarlo y suprimirlo, daño a mi prójimo y cometo una mala acción en el mundo. 

Vivimos en un mundo de pensamientos. Un pensamiento es una acción. Por eso, al permitir que pensamientos no amables salgan de mí y creer que no es malo, actúo de forma maliciosa y así determino lo que sucede en la realidad. Todo nuestro mundo, cada uno debe revisarse a sí mismo y averiguar cómo influye en otros. Esto requerirá de  un trabajo interno profundo y mucho esfuerzo por parte de todos. 

El hombre debe cambiar la dirección de sus pensamientos acerca de otros, de negativa a positiva. Y así, en actitud positiva hacia otros, sentirá una fuerza adicional de la naturaleza que no sentía antes. 

Al cambiar nuestro pensamiento de negativo a positivo, nos salvaremos del coronavirus y redimiremos al mundo entero de la epidemia y otros problemas. Así nos alineamos con la naturaleza para que todos sus grados: inanimado, vegetal, animal, y humano estén en armonía, en buenos pensamientos y se complementen mutuamente. 

Lo que nos impide hacerlo es nuestra mala naturaleza, nuestro ego. Necesitamos convertir esta actitud egoísta hacia otros en una buena actitud. Para hacerlo, debemos trabajar en grupos, atraer la fuerza buena, oculta en la naturaleza y hacer que se revele. Exigir que esa fuerza buena, buenas relaciones y unidad, se manifiesten entre nosotros en el grupo. 

Si permitimos a nuestros pensamientos egoístas gobernar en nosotros, el coronavirus se propagará más y más. No tendremos ningún remedio porque el coronavirus es una manifestación de nuestras malas relaciones. Sólo que lo llamamos virus. 

Habrá muchos más de esos “virus”, aparecerán como resultado de nuestros pensamientos malvados y sufriremos mucho. Hace seis meses, aún había esperanza de que la epidemia cediera gradualmente. Ahora vemos que  empeorará cada vez más hasta que digamos: “¡Suficiente!” 

Nuestra corrupción se manifiesta en forma de virus, porque el cuerpo humano está lleno de ellos. Los virus son bloques de información y están en constante comunicación en todos los niveles del cuerpo. Los llamamos virus, pero en realidad, no podemos existir sin ellos. Cada uno es una entidad compleja, ni siquiera entendemos una millonésima parte de la forma en que trabaja. No sabemos cómo funciona el cuerpo. 

Cuando las rupturas se revelan en forma de virus, sólo pueden ser corregidas por una fuerza más elevada que ellos. Por encima del virus está el pensamiento. Los virus son portadores que transmiten pensamiento; transmiten datos e información a diferentes partes del cuerpo y al cerebro. Dado que nuestros pensamientos y deseos operan en niveles egoístas muy altos, se manifiestan en esos virus peligrosos. 

Si queremos calmarlos y llevarlos al equilibrio, tenemos la sabiduría de la Cabalá. El equilibrio se restaura con la restricción, pantalla y Luz reflejada. Necesitas equilibrar todas las fuerzas que activan los virus de manera que caigan bajo la restricción y la pantalla. Así los virus que causan enfermedad hoy, se convertirán en virus buenos.
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De la reunión de escritores 15/oct/20

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